INTRO
Se cosas, se muchas cosas. Algunas los sospechaba, otras eran certezas, montones las aprendí en el agua.
El Limay Superior (si, así, con letras mayúsculas), debe ser uno de los ríos más ásperos de nuestro país para obtener un pez trofeo. Cabeza a cabeza con el Alto Paraná Correntino… ¿también con mayúscula? Si, ponete de pie cada vez que lo menciones.
Siempre me gustan los cierres en Limay, me conecta con algo muy especial, me lleva a momentos duros de mi vida en los cuales este río me dio refugio, me cuidó, despejó mi cabeza y trajo paz. Por eso trato de volver cada mayo, a veces puedo, otras las responsabilidades y esa enfermedad que tengo que se llama APC, me la complican. Este año, 2024, quería venir si o si, no podía pasar otro año sin pisarlo, por eso con algunos amiguitos que compartimos esta locura Limayera, coordinamos sobre la marcha para coincidir unos días.
DREAM TEAM
Juanchi, se encargó de todo. Alojamiento, comida, bebida, equipo de atado, etc. Usando la chata de Marian como flete, se trajo todo para instalarnos unos días en Dina Huapi. También lo trajo a Marian… por suerte, un tipo parejo pa’ todo. Te esperaba con el matecito siempre apunto, te acompañaba a todos lados, te preparaba el vermú sodeado después de la ducha y se metía unos tiros con la caña de dos manos de película.
Nico se vino desde un lugar recóndito del universo y se sumó. Si bien es una fija de la Boca, esta vez nos padeció unos días y formó parte del equipo, poniendo su onda, su humor, sus atados nocturnos, los matutinos y su mochila mágica en la cual podes encontrar una docena de facturas o un equipo montaña completo con la montaña y todo. Además pesca, prolijo, a su ritmo, pero pesca y aprende.
Yo me sumé unos días después, por paloma mensajera y llevé mi valija de juguetes. No, esos juguetes no… mente sucia. Otra cosa no podía aportar. Pues no soy el tipo más despierto del mundo, si, reconozco que a donde voy llevo mi ansiedad y mi manija de pesca. Es prioridad uno el agua. El resto es circo. Yo voy a pescar. A estar pescando que vaya otro. De sol a sol en el agua.
LA ESTRATEGIA
Teníamos un buen plan y lo pudimos seguir. También contábamos con info de varios amigos, eso nos abrió el panorama y permitió adaptarnos rápido. Por supuesto que el primer día era “gatear” la Boca y buscar alguna distraída que se le animara a nuestros engaños, en esa, las cañas 7, 8 y las de dos manos no faltaron a la cita.
La Boca estaba algo alta, apenas, pero las nevadas de los últimos días le metieron caudal, pero no peces, por lo tanto estuvo duro, muy duro. Pasadas completas de 3/4 cañas y ni un toque. Nada. Ausencia total. Nico perdió una el primer día nomás, corte, ansiedad de querer arrimarla rápido y la trucha que le daba una lección de serenidad. Luego algún pescadito chico, pero nada que se destaque realmente. Yo también corté una, luego de pelearla un rato y, como Nico, ser víctima de la ansiedad del landeo. Era buena, como todas las que se nos van.
Entro debajo del puente, ato con mucha fe una Yuk Bug mágica y tiro mi engendro mutante de shooting lo más lejos que se podía. Corrijo, vuelvo a corregir, la mosca entra maravillosa en la corriente y sobre el final del swing… PUM, se conecta fuerte, corriendo a fondo hacia arriba. Yo clavo, ajusto reel y comienzo a pelearla aprovechando la acción de mi caña y la posibilidad de pelear bestias sin que me preocupe por un corte o si el leader va a aguantar… la sostengo un rato y me confié, quise vararla enseguida, girando mi caña y cuando toca la piedrita de la costa sale como un rayo hacia atrás y me corta todo. Junto el reel, pateo piedritas mientras camino y voy sacando los tramos de la caña, pues ya quedaba poca luz y el río me había dado la chance, pero yo no supe aprovecharla.
PLAN B
Viendo lo que la Boca nos ofrecía, nos adaptamos y además de las pasadas con streamers, mechamos algunas ninfas. Ahí empezaron a aparecer los piques, de marrones y de arcoíris. El comentario de esos días es que no entraron cardúmenes de truchas al río, que las que están, llevan varias semanas y se nota porque tienen colores muy ocre y algunas de un marrón intenso, las plateadas brillan, pero por su ausencia.
Explicaciones o ensayos de por qué pasa esto, hay montones. Sinceramente no tengo opinión. La naturaleza es así. A veces suceden cosas extrañas, no es matemática. Por eso es importante resolver, adaptarse, aplicar lo aprendido y así lograr los objetivos.
Yo había llevado equipos “heavy” para ninfear y fue lo que más hice. Toqué peces de todos los tamaños. Mayoritariamente arcoíris. Marrones destacables nada. Pero me divertí, estuve ahí, me fui con olor a pescado y mis cañas dobladas de los piques furiosos de truchas que superaban los 3kgs.
Sin entrar en órdenes cronológicos exactos, pues esto no es una nota de revista sino palabras sueltas a mi antojo, los días fueron pasando y las ninfas ganando terreno a fuerza de resultados. Yo pesqué principalmente “dual nymph” con una caña 5 de 10 pies. Con línea de nylon y hasta al hilo. Según el viento y el lugar a pescar. Combinando a conciencia suspensión con New Zealand, indicador plástico o tensión pura. Las ninfas elegidas fueron: “vaya y averigüe usted, gracias”.
Si quiero destacar que me sorprendió que con nylon 0.26 de tippet, las truchas tomaban perfectamente. Si bien se notaba la pérdida de naturalidad en la deriva y la lenta profundización, cuando estaban con hambre las cazaban enseguida. ¿Y por qué tan grueso? Frenar una trucha de estos tamaños, en esas aguas, no es una pavada. A mí no me gusta dejar piercing y prefiero tocar menos a cortar.
También el hilo madre era “heavy” y de alta calidad. Las moscas se proyectaban muy bien y no tuve problemas con distancia ni control. Incluso en días súper fríos pude manipular bien el hilo.
En ocasiones, que salía con la caña para lanzar shooting, una Loop 7x número 7 de 9.6 pies, al no mover nada, en pasadas super picantes, cambié de reel y comencé a pescar río arriba con las ninfas. Los piques aparecían enseguida, por donde yo había pasado mi streamer, o hasta por donde había caminado. Si bien no estaban regaladas, era cambiar el chip y empezar a pescar.
COMPARTIR
Un día, yo me corté solo y me fui con Iña a flotar. Hacía rato teníamos pendiente una pesquita y él, a pesar de que el río estaba duro, me dedicó un día completo para enseñarme sus “mañas”, contarme de su río, en donde se crió y al cual ama profundamente.
Ese día pude tocar una arcoíris hermosa, con “el coso” y tuve dos toques lindos con streamers pero nada serio. Pero más allá de la pesca, que es lo que voy a hacer, compartir con personas como Iñaki, charlar de la vida, contar historias, APRENDER de sus experiencias y ser respetuoso del tiempo del otro, es algo que disfruto mucho. Él es un pibe bárbaro, con una alegría y optimismo sin igual y con una seriedad total cuando se pone en modo pesca. Gran guía sin lugar a dudas, con quien nos quedarán algunas pescas pendientes. Además me creó “la necesidad” de tener una caña de dos manos…
Vimos cosas raras en el río, a los ojos del hombre claro, pues en la naturaleza pasan cosas todo el tiempo que nosotros no observamos. Desde un Martín Pescador a escasos metros nuestros sin siquiera asustarse, a truchas clavadas en posiciones o lugares no comunes, otras chapoteando arriba del agua sin una actitud que se pueda catalogar y otras pasando a 200 kilómetros por hora. Pero lo más extraño de todo fue al final de la tarde, cuando observábamos cual dos nerd el cielo y a ambos nos llamó la atención una nube que tenía como estelas de colores, raro, muy. Es decir, se le formaban como aros de diferentes colores alrededor. Lo más llamativo fue que en un momento determinado la nube DESAPARECIÓ, si, así como lo lees, se fue, se esfumó frente a nuestros ojos y ninguno se atrevía a decirle nada al otro para no quedar como un idiota hasta que Iñaki me tira un “¿Viste eso?” y yo asentía con la cabeza. ¿Algo más “weird”? El fenómeno se volvió a repetir con otra nube frente a nuestros ojos, de vuelta. Chau, sin explicaciones coherentes, levantamos el Drift del agua, no sea cosa que estuviera en marcha el fin del mundo y nosotros en wader.
Mientras la tarde pasaba y disfrutábamos del día en el Drift, el team “Luchones” andaba por el río también, haciendo cositas y ayudando a Nico a landear un cocodrilo que estaba en un chorrito de agua minúsculo. Algo inexplicable, porque uno espera encontrar esas truchas en otras estructuras y a veces hasta pisamos aguas bajas como si nada y las tipas andan ahí. Este río tiene esas cosas.
NINFEAR
Una tarde, luego de estar todo el día revoleando gatos y con mi cabeza en otro lado, cuando el árbitro estaba a punto de juntar las manos y decretar el final del partido, algo me hizo cambiar la estrategia. Una señal. Una intuición. O más bien un simple “¿gordo pavo si estuviste ninfeando todos estos días, no se te ocurrió que después de un rato sin un toque en el streamer y a la hora mágica tenes que poner una ninfa?”. Me hice caso. Me encomendé a mi santito, até una ninfa patuda y tiré con toda la fe del mundo mi shooting, pidiéndole a mi viejo, que ese día se cumplían 22 años de su muerte, que me diera un pez. El shooting entró, derivó controlado y PUM, la amnesia que se me iba de las manos y la caña que se doblaba al máximo. Luego de un ratito, una linda arcoíris se asomaba entre las sombras y solo atiné a decir “GRACIAS PAPÁ”. Era el último tiro, y me garpó, por eso en la locura que cargamos los que pescamos, luego de la devolución, el pequeño ser maquiavélico que habita en mi me dijo “dale cagón, hacete otro tiro si te da la nasssta”. Y lo hice, si que lo hice, viendo en cámara lenta como caía de manera perfecta, estirado, prolijo, para comenzar la deriva y enseguida sentir otro tirón quema dedos y otra arcoíris calcada… la pucha, ¿cómo no voy a tener fe en cada tiro?.
La devolución, la mueca de felicidad, la mirada en una estrella y el silencio de mi mente que se paraliza con un “a que no te animas a otro…”. Que alguien llame a alguien. Que saquen a ese engendro que habita en mi sesera.
Tercer tiro, sinceramente más perfecto que los otros, más lejos y prolijo… la mosca deriva, deriva, sigue derivando y de repente… NADA. ¿Qué esperaban? Esto es así. Pero no me amilané y le metí el cuarto, mientras pedía una más y la línea que se movía entre mis dedos casi imperceptible para darme otra arco, llavero, y yo gritando solo en el medio de la nada como un loco “podes darme una marrón viejo, una, dejá de hacerme estos chistes boludos, gracias”.
Quinto tiro, si, ese que decimos “el último y ya está, en serio”. Línea volando, el rezo, la esperanza colabora en la distancia y presentación, la mosca cae, la duermo para profundizar, corrijo, y… un golpe seco detiene mi línea… soñé por un instante la marrón de mi vida, la señal más maravillosa del viejo, el libreto de una película de pesca, todo iba a velocidad máxima en mi cabeza, hasta que logré procesar que no era más que un enganche, la mosca se perdía en las profundidades y con ella mis esperanzas. Otro chiste de Papá, estoy seguro, porque era dueño de un humor único, ácido, áspero.
Las piedritas volaban con cada paso que daba hacia la camioneta, mis ojos, confieso, vidriosos, recordando, nuestros viajes a Bariloche, las visitas a Baruzzi para que yo me eligiera alguna pavada para mi cumple y hasta esa fallida vez que con todo su amor me quiso llevar al Pichi Leufu y nos perdimos.
REFLEXIONES DE OTOÑO
El Limay Superior siempre es difícil. Uno va en busca de trofeos, de peces migratorios que entran al río a preparar las camas de desove, plateados, frescos. A veces se nos da, otras no.
Todos los fracasos son nuestros, todos los éxitos son compartidos. Cuando no damos en la tecla tenemos que parar, pensar y resolver. El río no estaba para revolear gatos, estaba para ninfearlo, si, incluso la Boca misma, yo lo hice, yo le metí muchos peces, buenos, de los que cualquiera quisiera tener en su caña. La mayoría estaba en otra, quizás por desconocimiento o capricho, no lo sé. No suelo charlar mucho con las personas, no pregunté.
Yo agaché la cabeza, elegí el plan de la Ninfa y me fui con olor a pescado. Buenos pescados. Utilicé lo aprendido en tantos años, en atado y en técnicas, buscando pescar, ni más ni menos, no a cualquier precio, sino al que yo podía pagar con mis limitaciones. Reconozco que estos desafíos me encantan. Por eso vuelvo cada vez que puedo. También me gusta compartir lo aprendido con mis amigos, tratar de que pesquen, que logren sus objetivos. Irse frustrado de un lugar de pesca es lo peor que nos puede pasar. Solo nosotros lo entendemos a esto. ¿Cuántas veces dejamos de ir a un lugar porque no pescábamos nada? Ahora, con una mano en el corazón, ¿era el lugar o nosotros?
Ahora, elegí el plan Ninfa, perfecto, pero porque estaba preparado para hacerlo, más allá de la capacitación que tenga, contaba con los equipos y las moscas. Esto último es vital, pues algunos de mis amigos no tenían ni siquiera ninfas y otro las tenía pero en anzuelos que se le abrieron como papel al primer contacto con una “trucha Limay”. Por eso hay que pensar bien lo que atamos y para qué, sabiendo que no es lo mismo una “trucha Malleo” que las que fuimos a buscar. Lección aprendida, pues tiene en sus manos varios anzuelos abiertos que se lo recordarán siempre.
La pesca es igual a la vida, es parte de ella. Dinámica, cambiante, con desafíos. Tenemos que adaptarnos, saber corregir sobre la marcha y buscar el éxito sin pisar a nadie, valiéndonos de nuestra inteligencia y corazón.
Por ríos como el Limay es que me gusta tanto pescar. Por amigos como los que me da es también que vuelvo. Gracias a ellos por bancarme estos días y perdón a todos los que me escribieron para vernos un rato o compartir el río, sinceramente pesco como vivo, a un ritmo demencial y que pocos pueden seguir, no hice tiempo de verlos a todos.
¿Pesca el que va? La respuesta se las dejo a ustedes. Pues son las 23.21hs y el vuelo ya aterriza en Buenos Aires. Si, en lo que dura un vuelo de cabotaje espeto estas palabras entre mis notas. Pues la Pesca y Revolución no frena jamás, es inquieta, se mueve, busca, piensa, se adapta y sabe cosas…
M.M.d.l.C.
Estimado, muy buen reporte, gracias por compartir, el limay es toda su extensión es una rio maravilloso, el superior particularmente, es un amor para cualquier pescador. En lo que creo que es una diferencia con tus equipamientos, cuando yo lo visite por primera vez, ya pescaba con spey, así que las dificultades fueron menores. Rio abajo desde la boca y desde rincon chico rio arriba, todo de vadeo, maravilloso por donde lo mires, una lastima que lo que mas lo usan, menos lo cuidan ( rafting, snorkel y etc ) son emprendimientos que considero abusivos para ese rio. ( jaja, lo que hacen rafting, deben decir que carajo hacen estos pescando y jodiendo a los que hacemos rafting ), te mando un gran abrazo.
Carlos! Gracias por pasarte y leerme. Para mí no representa ninguna dificultad pescarlo con caña de una mano, al contrario lo disfruto mucho. Son pocos los lugares en los que realmente se necesita. Obvio barres más agua haciendo las cosas bien y con menor esfuerzo, pero no me limita. Por otra parte, la caña de una mano me permite adaptar de manera más rápida a diferentes situaciones, como la de ninfear al hilo, sin línea, logrando resultados inmediatos. De todas maneras ya incursionaré con las dos manos, es un pendiente que tengo. Abrazo!
Exelente Mati! Pregúntale a tu mamá si te deja subir fotos de las ninfitas limayeras que los novatos las queremos ver jajaja muy buena la nota loco
No me dejó Lucas. Es malísima. Jajaja. Abrazo y gracias por pasarte!
Que lindo que es el Limay Superior. Es como vos decís Mati: es el río o somos nosotros? 4 años sin sacarle ni un llaverito, cambie de técnica, de época donde lo pescaba y aparecieron los pescados, magia o suerte? O nos adaptamos o no pescamos. Que bueno que vas a meterte con las cañas de dos manos! Bienvenido a un nuevo vicio!
Gracias Mauricio por pasarte. Veremos si puedo encarar este año lo de las dos manos. Es un desafío sin dudas y amplía el escenario de pesca. Pero hay que aprender a conciencia también. Saludos y que sigamos adaptándonos!
Muchas gracias por compartir Mati! El Limay Superior está aún para mí como pendiente, espero poder visitar y conocer pronto. Un abrazo grande!
Gracias a vos por leerme José. Es un lugar maravilloso el Superior. Denigrantemente maravilloso. Abrazo grande!
Tremenda data, como siempre !!!
Un río fuera de serie, te da la mejor jornada de tu vida y al dia siguiente te denigra como ningún otro.
Pero mientras mas capacitados estamos y mas le horas río tenemos, aprendemos a adaptarnos y a sacarle el jugo a cada situación, hasta en los días más duros. Es así!
Te pega una repasada de ego y templanza el Limay que necesitas vacaciones para reponerte. Pero allí estaremos siempre. Abrazo!
Tremenda nota y terribles las fotos, Mati como siempre un placer
Dani
Muchas gracias Dani por leerme. Te mando un abrazo!
No cualquiera tiene el don de hacerte viajar con un relato… Te agradezco enormemente de sacarme de esta selva de cemento y transportarme imaginariamente al paraíso.
Muchas gracias Lisandro. Cuento de corazón mis vivencias. Con realismo mágico y licencias ortográficas para que sea más llevadero, pero tal cual son. Abrazo!
Excelente Mati, el Superior es asi!!!
Coincido ansolutamente con tu forma de encarar la pesca!!
Gracias Marcelo. Hay que adaptarse, los ríos ya no son los de antes, cambian constantemente, de hecho las arcos gigantes que hoy tocamos ahí, antes no estaban y son parte de las modificaciones que el ser humano introdujo hace menos de 10 años en esa cuenca. Abrazo grande!
Muy bueno Mati!!
Yo encaro igual, lo unico uso 2 manos pa los gatienzos!!
Veremos si logro meterme en las dos manos. Ya contaré. Abrazo!