INTRO
Sin dudas, la crecida de la cuenca media del Río Paraná de octubre/noviembre 2023, produjo una explosión de vida de todas las especies de peces que lo habitan. ¿Cuenca media? Si, claro, cuenca media, porque lo que nosotros llamamos Alto Paraná, no es más que parte de la cuenca media de un río inmenso que transcurre una mitad en nuestro territorio y la otra en Brasil. Con Paraguay compartimos una parte desde la Triple Frontera hasta la desembocadura del Río homónimo en la zona de la Isla Cerrito/Paso de la Patria.
Por eso, cuando suelo referirme al Alto Paraná, agrego, Correntino, ya que no es más que eso, Alto Paraná Correntino. Una porción enorme que transcurre desde Ituzaingó, aguas abajo de la Represa de Yacyretá, hasta la misma Capital de la Provincia, aunque algunos lo limitan hasta la Confluencia con el Paraguay. A los fines de la pesca, esos 30kms de río de diferencia, no hacen a la cuestión. ¿Hay algún otro Alto Paraná Argentino? Si, claro, el Misionero, pero de momento no lo conozco.
La característica que tiene el APC, en general, es de aguas claras, muy claras, sorprendentemente claras. Repito, claras. Perdón la insistencia, pero es quizás una de las cosas que más lo destaca, la claridad de sus aguas. La mayoría de los que van por primera vez, a pesar de que uno se los cuente, al verlo, quedan asombrados. Es cristalina, limpia, cálida. Solo en algunos momentos tiene un tinte más ámbar o marrón claro, producto del sedimento que arrastra durante las crecidas. Esto se debe a que la represa, decanta todo ese sedimento y larga aguas limpias. Durante los meses de invierno es más clara aún. En parte porque son los meses en que sus aguas suelen estar más bajas. Por supuesto durante las crecidas, esas aguas se enturbian un poco.
Esta claridad, tiene sus ventajas y desventajas a la hora de pescar, la más notoria es que ese “poder ver” que nos permiten sus aguas, también produce lo contrario, “que nos vean”. Los peces utilizan más su visión que en otras partes y esto hace que tengamos que tomar algunos recaudos, más con peces migratorios de gran porte que tienen sus añitos en el río.
En fin, un cacho de geografía pesquera, sigamos. La crecida trajo vida a toda la cuenca, Alta, Media y Baja, generando un shock de peces hambrientos por todas partes y cardúmenes de todo tipo moviéndose de un lado al otro.
Los Dorados, no fueron la excepción, al contrario, es quizás, la que más se nota que “resurgió”. Hay por todos lados, de todos los tamaños y siempre el mismo y maravilloso color DORADO.
Desde diciembre 2023, cuando el agua se estabilizó, ya se notaba la mejora ya que sobre las orillas se podían ver las nubes de alevines de las diferentes especies y algunos más grandecitos cazando. La tasa de crecimiento del Dorado es sorprendente, por eso a esta altura del 2024 ya podemos ver muchísimos Doradillos de 1 a 3 kilogramos.
Para los que pescamos el APC, en los últimos años, ver esos tamaños, es por lo menos, una sorpresa, pues no suelen estar disponibles ya que la mayoría de los que pescamos son migratorios, es decir, aquellos que se podrían comer tranquilamente a estos pececitos. Pero están y se pone divertido a la hora de pescar, puesto que antes podíamos estar 2/3 días barriendo agua sin tener siquiera un pique de Dorado, pero ahora tenes la chance de, aunque sea, ver uno en su estado juvenil.
GURRUMINES DE INVIERNO
Si bien el APC, tiene a mi criterio, su momento más interesante, entre bien entrada la primavera, hasta finales de diciembre y luego de marzo a finales de abril, para pescar Dorados Trofeo, yo voy todo el año. Principalmente porque amo ese pedacito de río y porque además me pongo a “jugar” con otras especies. Desde los gigantes omnívoros de verano hasta sus minúsculas mojarras del otoño. Todos valen para mí.
La aparición de los Doradillos, este invierno, lo hizo más divertido, puesto que permite probar algunas cosas y pescar en lugares que en general no buscamos a los más grandes. También utilizar equipos más livianos e imitaciones de moscas más pequeñas.
¿Es la primera vez que me pasa? No, ya había estado otro invierno, con un frío impresionante, pescando Doradillos en gran cantidad con moscas chicas y aguas transparentes que te permiten ver, literalmente, su ubicación en algunas de las piedras. También esto nos trae consigo la posibilidad de observar comportamientos y la ignorada universal que suelen pegarles a nuestras moscas. Muchas veces creemos que no están luego de barrer con 100 tiros una piedra, pero al acercarte los vez ahí, muy panchos en su casita, sin siquiera molestarse por tomar tu mosquita y darte una alegría. ¿Cuánto por aprender, no?
Este, pude meterle algunos de estos chicuelos, rabiosos chicuelos, que suelen tener mucha potencia, en parte porque la temperatura del agua es menor, en torno a los 15/20 grados, y a la violencia propia de la especie. Agua fresca, oxigenada, músculos fuertes, bien alimentados, hacen que sean torpedos en el agua.
¿Los grandes están? A veces si, no quedan muchos, pues casi tampoco queda carnada interesante, ya que bajan por el río buscando aguas más propicias.
Cuando voy con amigos que nunca fueron, mientras viajamos, los voy poniendo al tanto de que es lo que se van a encontrar, los advierto si se quiere. Porque muchos ven las fotos que comparto o que mandan otros amigos a los grupos de WhatsApp, y se creen que van a volver con esa foto ellos, que se les va a suicidar un Dorado de dos cifras contra su mosca. Nada más alejado de la realidad que eso. Hay que hacer, no muchas cosas bien, sino TODAS para que eso pase. Desde la persona que los pone en la mejor situación posible hasta el pescador que debe castear, clavar y pelearlo, hasta la colaboración del pez, del río, sus palos y sus piedras.
Además, como cuento siempre, la pesca del APC es terriblemente sacrificada, hay que castear lejos, bien, preciso, con moscas grandes, sin perder control de la línea, concentrado en cada tiro, variando estripeos, etc. Te liquida el cuerpo y la mente.
Premia al que no abandona, al que hace las cosas bien, al que lo intenta, insiste, mete la mosca donde va, clava como hay que clavar, trabaja la acción de la caña como corresponde, etc. No hay secreto. Haces TODO bien o chau.
Estos Doradillos que andan ahora, perdonan y divierten, pero también pueden hacer confundir, porque crees que estás haciendo las cosas bien y a la hora de tomarte un Doradazo no clavaste el anzuelo, perdes tensión o manejaste mal la caña y fuiste, se te va en tu cara.
OTRO CANTAR
Una de esas mañanas gélidas, con las cañas de mosca a bordo, fuimos a buscarlos, viendo un par de situaciones, tímidos ataques y algún que otro Doradillo atacando nuestras plumas.
Ese día, la vedette fueron los piques de Pacú y Pira Pitá, en invierno, con los que me hice el día viendo como mis compañeros erraban un pique tras otro. La velocidad que tienen estos bichitos es impresionante. Cada tanto alguno clavaban y se venía a nuestro mundo.
Yo, en modo guía, creo que no toqué la caña de mosca más que para explicar alguna cosa, pero cuando podía meter un muñecazo lo metía, impresionado por la distancia y la acción de los señuelos, ya que me permitía llegar a lugares desde muy lejos y mover pescado, ya clavarlo era otro cantar, perdí montones de piques, ataques que quedaron marcados en los señuelos pero no clavados en mis anzuelos. Obviamente no tiraba encima de ninguno de mis amigos, demostrando que pueden convivir las dos modalidades, siempre y cuando el que lleva el señuelo comprenda las limitaciones de la mosca, las ventajas del bait y sea respetuoso con el otro.
Por la tarde y luego de un almuerzo en la costa de los que te mandan a la B, seguimos pescando omnívoros y buscando Dorados en los lugares picantes, algunos aparecieron, pero ninguno que merezca algo más que esta mención.
CREER
El APC, lleva muchas veces, a hacerte pensar que los Dorados buenos se extinguieron. Barres durante ratos largos, horas, diferentes estructuras, sin ni siquiera una corrida.
Yo les repito siempre que crean, que pesquen concentrados, porque cuando menos se lo esperen el río les va a dar una sorpresa. Además, deben CREER, en su guía, su amigo o quien comande la embarcación. Imagínense la satisfacción que realmente le puede dar a uno de llevar a unos amigos a pescar, ponerlos en el lugar indicado y que el pez colabore un poquito para que se lleven una experiencia maravillosa. Yo ya tuve muchas veces esos peces en mi caña, se lo que se siente, es difícil de explicarlo. En esto de creer andaba Johny, que ya estaba entrando en el terreno del desahucio, cuando le pedí por favor que tuviera fe y se concentrara para la pasada que él iba a hacer, ya que íbamos a priorizar, por el lugar, la caña de popa y solo iba a castear él.
Mosca mágica en la línea, atada apenas unos días antes por mí, una peinada sobre unas piedras y ¡PUM!. La línea que empieza a correr, Johny que duda al principio de que hacer y mis gritos de “CLAVÁ, CLAVÁ POR FAVOR ESE PESCADO QUE NO ESTÁ CLAVADO”. La lancha entra en modo caos, el Mudo busca pinza, copo, se prepara, Johny que comienza la pelea y yo, mientras esquivo piedras con el eléctrico y filmo con mi celular, hago la pregunta que nadie quiere escuchar en mi lancha y a la que todos temen… “¿estás seguro de que está clavado no? Porque para mí no”. Es lo más parecido a ganar la lotería y no encontrar el ticket.
El Dorado era bueno, salta un par de veces, obliga a Johny a usar bien el butt de la caña, yo me dejo de boludear y me pongo en modo “priorizar al pez”, buscando lugar seguro para levantarlo, no estirar la pelea al pedo y esas cosas. Johny seguía con un susto de que se le fuera enorme, el Mudo ya estaba por abrir una birra, todo era paz y amor, el caos había pasado.
Sin sacarlo del agua, arrimados a la costa, copeo, quito la mosca con la mano, pues casi no estaba clavada (tenía razón yo) y sacamos la foto. Estaba la cámara preparada y fue cuestión de segundos nomás, apenas se lo levantó al pez para 3 fotos, que fueron instantes y de vuelta al agua, para ser liberado recontra sano, fuerte, para irse rápidamente a su casa.
Johny desbordaba felicidad, al Mudo no se le movía ni una mueca de su cara, pero ya estaba abriendo otra birra por las dudas nomás y yo que le repetía, “hay que creer, me tienen que creer, tengo una cara de boludo terrible pero algo aprendí de andar molestando pescaditos…”.
Esa misma tarde, en el mismo lugar y con la misma mosca, el Mudo clava otro, lindo, apenas un poco más chico, pero con la misma violencia y velocidad, regalándonos unos saltos impresionantes y una nueva liberación rápida para que siga creciendo.
La pesca ya estaba hecha, por lo tanto, nos dedicamos a explorar piedritas y “testearlas” con el muñequito, moviendo alguna cosita más y comprobando por décimo novena vez que era una máquina de mover pescado.
EL CORAZÓN SOBRE TODO
Ya sin un orden cronológico claro, esos días, vivencié algo que pensé que jamás me iba a pasar, de esas cosas que uno sueña si se quiere, pero que de verdad no está listo para que le pasen, pues en mi caso, la inexperiencia pescando con señuelos es enorme.
Estábamos preparándonos para pescar omnívoros, yo saco mi señuelo para estirar o como suelen decir “planchar” el multi, y a mitad del recorrido lo caza, con la cola, un Surubí, uno enorme, de esos que seguramente todos quisiéramos tener en nuestros sueños. La verdad no tengo idea si lo agarró con la boca o si lo robé, pero el paseo que me pegó en unos segundos, la corrida, como tiraba de la caña y como me iba quedando sin multi mientras mis compañeros no entendían nada, yo intentaba bajo esa situación dar órdenes que eran poco claras y cuando pudimos poner en marcha la lancha y arremeter para recuperar multi, el Surubí que se iba a fondo por arriba del banco y mi señuelo que venía muy contento, casi como riéndose para decirme “bobo, esto no es para vos”. El corazón, como les explico, el corazón se me salía del cuerpo. Tardé varios minutos en calmarme, en poder hablar, en comenzar a comprender que era lo que había pasado.
Soy pescador, es algo que pocos entienden, que no se lo podés contar a otro que no sienta lo mismo, más allá de la modalidad, me gusta la pesca, disfruto de molestar peces y de engañarlos. Seguramente, 99%, que el Surubí estaba robado, pero, ¿saben la foto en culo que me iba a sacar abrazándolo en el agua? Nadando con él cual sirena. Ustedes no se dan una idea del espectáculo dantesco del que los privó el destino.
No creo que la situación se repita, pues fue una mezcla perfecta de destino e impericia, pero quedará guardada en mi memoria para siempre.
FINAL
Los días pasaron, con muchísimo movimiento, algo atípico del APC y con algunos Pacú pinchados, otra rareza. También con buenos Pitá que dieron muestra de su velocidad, incluso sobre mi señuelo.
Cada viaje es una experiencia nueva, con algo me sorprende el río, no hay dos que sean iguales, más allá de los diferentes amigos que acompañan mis locuras, la pesca, la vida de este pedacito de río es muy dinámica, se encuentra en continuo movimiento y cambio.
Sigo pescando, sigo aprendiendo, observando, intentando comprender a un pez que mueve mis sueños, que se materializa cada tanto en un Doradazo de dos cifras, para seguir dándome vida, pulso.
Escribo estas palabras mientras me tomo mi segunda taza de café, una madrugada desvelado, en un invierno que se prolonga y no quiere irse, para darle paso a la etapa más linda, a esa primavera que llena de flores al Lapacho, que dan inicio, que marcan el momento más esperado para quienes pescamos DORADOS.
M.M.d.l.C.
Grande Mati !!!
Ya te lo dije en su momento y lo repito, gracias por la invitación y por todo lo que compartimos en el viaje. Hiciste un relato casi perfecto, creo que te olvidaste decir que el mudo se abrió una birrita. Ja que hombre el mudo !
El onvre perfecto jajaja. Abrazo!
Muy buena Mati… excelente…el alto desvela a más de uno de nosotros… suerte….y Gracias.
Por eso hay que volver siempre. Abrazo!