INTRO

Hacía mucho que tenía en la cabeza la idea de adquirir un equipo de baitcasting para probar esa técnica de pesca. Obviamente, muchos amigos de la Patria Mosquera, me dijeron de todo. Incluso creo que alguno entró en convulsiones y posterior paro cardíaco. El solo hecho de mencionar la palabra “señuelo” delante de un mosquero es motivo de pelea. Es el Boca – River o Peronista – Antiperonista de la pesca. La grieta.

Imagínense yo, que con mi personalidad, tiendo a hacer todo aquello que me digan que no puedo o no debo… empecé una consulta furiosa para entender de qué se trataba la técnica, en qué consistía, que equipos se usaban y porque.

Aprendí en menos de una semana lo que me hubiera llevado una vida, y eso en gran parte es por ustedes, por los que me siguen en Instagram y que con toda la buena onda del mundo me tiraron información de primera y me instruyeron virtualmente.

Algunos no me creyeron. Pensaron que era en joda. Perdón. Se que muchas veces mi ácido humor los ha confundido. Pero era la pura verdad, “necesitaba” una caña de bait en mis manos.

Bueno, información obtenida, me hice un listado de prioridades y comencé la difícil tarea de buscar precios y opciones en un país tan extraño para estas cosas como el nuestro. Imagínense que compré caña a casi la mitad de su valor en efectivo y reel en 6 cuotas sin interés y descuento… ¡en enero de 2024!.

Una semana después de la primera consulta, tenía una Shimano SLX 10-20lbs de 7 pies en mis manos y un Shimano Curado DC 201 cargado con 50lbs de PowerPro y unos “muñequitos”.

---

NUDO

¿Y ahora? No sabía ni cómo lanzar, ni si iba leader o cómo conectar multi con cable y mucho menos cable con señuelo. Tampoco sabía que señuelo, que color, que pala, si había que cambiar anzuelo, anillas o que. NADA. No sabía nada.

Varios amigotes que estimo mucho, incluso algunos virtuales, me fueron dando ánimo y pasando información de primera, así que al primer viaje nomás, 3 días después de tener equipo, pues así mi vida, lo primero que subí fue el equipo “ferretero”, caña y reel más una bolsa de plástico con un manojo de señuelos varios. Había básicamente unas mojarras ND, algunas bananas y cositos más recónditos de Don KB y por último algún Jerk y bananas de Rubí. Chequeen mi nivel de improvisación que no tengo idea al momento de escribir esta nota que son.

Me alcanzó con mandar un mensaje y conseguí algunos más, pues escribí “Luchito, paso a informarte que llevaré la caña de bait al Alto” y recibí como respuesta un “yo te donó mis muñecos de cuando era orko, no te hagas problema”. Así me tratan. Lo único que no encontré es el ultra recomendando Gliding 12 de Rápala. Pero ya aparecerá la oportunidad.

Cable no era negociable, AFW de 46lbs mínimo, seguido de los 61lbs y 65lbs por si cortaba en la primera oportunidad. Imagínense que los tengo recontra probados y en mi lancha hay cable, fluoro y nylon bueno siempre.

En la ruta me fui enterando, de otro amigo señuelero, algunas cosas más y comenzando a palpitar lo que sería mi debut en la modalidad, por lo que esa misma noche al llegar a nuestro terruño Altoparanaense, me puse a cambiar anillas y anzuelos en 2/3 señuelos que tenía apuntados como los primeros en tirar.

¿La verdad? Me cagué pinchando, haciendo fuerza y renegando con cada anilla. Claro, es un mundo desconocido para mí y tampoco tengo los elementos para que un simple cambio de anillas me resulte fácil. Pero ya estaba en el baile y no iba a dar un paso atrás.

La otro fue hacer el famoso Bimini para unir cable a través de un lazo y después al cable ponerle un snap, que como no lo había previsto tenía unos Sasame gigantes o unos Fastach Snap, así que por intuición opté por los últimos.

---

DESENLACE

El primer día, tuve que acostumbrarme básicamente al tipo de lanzamiento, ajustar reel, comprender el tema de la carga de la caña, cómo funcionaban los frenos y a recoger algo que era bastante extraño a lo que acostumbro. Hice un par de galletas por meter el dedo en el carrete, pero automáticamente se la daba a Lucho y el, con años de estas cosas, tardaba nada en desarmarlas.

Después era jugar con el tema de que señuelo poner; con escaso conocimiento y la idea de mis amigos, fui probando, viendo cómo se movían, que cosas hacía el señuelo al acelerar con el reel o al mover la punta de la caña, etc. Por supuesto mis tiros eran conservadores y trataba más que de pescar, de no enganchar nada.

Así barrí agua el primer día un ratito y empecé a obtener algunas conclusiones. La primera era que de sencillo no tenía nada. Había que coordinar algunas cosas y por sobre todo estar muy atento, pues el primer error que cometí fue lanzar hacía unos palos, en diagonal hacia adelante y recoger a fondo, confiándome en que el señuelo pasaría lo más bien y al ver que no llegaba y era enganche seguro, quise moverlo con la caña y línea como si fuera sacar un streamer con la mosca y el señuelo se me cagó de la risa abrazado con el palo. No lo moví ni 3 centímetros. Por supuesto fui el hazme reír de la jornada.

La otra conclusión fue que tenías que saber que hacía cada señuelo, cada pala y necesariamente ya estaba pensando en armar una salida “muñequera” con alguno de mis amigos “picantes” para achicarme el camino y aprender a conciencia. Porque sé muy bien, como instructor de otras disciplinas, que, si aprendes mal, luego cuesta mucho quitar esos vicios.

Sin pena ni gloria, el primer día tiré un ratito y tuve mis primeros “toques”. Un señuelo mordido y la sensación de que era una conexión muy directa y que literal me podían sacar la caña de la mano si no estaba atento. Me voló la cabeza. Pero tenía un sabor amargo al no clavar ninguno.

Esa misma mañana, los astros se alinearon y por eso que yo llamo karma, nos cruzamos de casualidad en el Río con mi gran Padrino Altoparanaense, Carlos, quién se descostillaba de la risa al verme con los señuelitos y me pegó una revisada para ver que estaba poniendo. Junto con Cacho me tiraron unos tips para modificar un señuelo y me dieron animo al igual que algunas recomendaciones de que NO debía hacer. Increíble, en un Río gigante, cruzarnos en un rinconcito, poder charlar un rato y seguir, así como cuando te cruzas con ese amigo del alma por la calle un día de semana. Él sabe que lo quiero y respeto mucho, por eso siempre le agradezco la deferencia que tiene para conmigo.

Ya el segundo día, empecé a arriesgar un poco más, tuve una situación en un banco, otro señuelo mordido y la mano quemada de darle a la palanquita del reel.

Mi primer pez llegó de la mano de un señuelo Don KB Chumbinho en aguas calmas al hacer un tiro largo y sentir en la primera vuelta de manija que algo lo atacaba y se prendía. A los 5 segundos, un salto y un lingote Dorado que nos regalaba un espectáculo digno de su especie. No era una bestia, pero era el primero. Sacamos señuelo en el agua y a seguir viaje. Yo ya tenía mi primer pez con bait y estaba contento. Necesitaba más, por supuesto, pero era un buen inicio.

El resto del día pasó sin novedades, más que la mejora en los tiros y en la navegación del señuelo, con algunos toques que volvían a volarme la cabeza. Esa tardecita/noche, y antes de pescar unas piedritas con mosca con amigos, uno de ellos, Fabián, agarra un señuelo Raptor de entre sus cosas, me lo da y me dice, “Mati, este va, son los que usa nuestro amiguito el Rasta, probalo”. Por supuesto me fui con el señuelo como quien recibe un regalo muy preciado y pensando en qué situación lo usaría. No tenía ni idea. Pero lo iba a tirar con mucha fe.

El tercer día, resucité entre los muertos, pues mis tiros iban de manera casi perfecta, los señuelos venían cada vez mejor y los toques seguían apareciendo aunque sin suerte para clavar. Todavía no estaba en el rango de los “mancos” pero tenía la presión encima de que al siguiente toque si no metía pescado me iban a hacer entrega de la cucarda correspondiente.

Ya finalizando el partido, pescando una piedra picante, en horario picante, con dos caster picantes, barrimos toda la zona un rato largo con diferentes moscas y líneas, sin demasiada suerte. Los veíamos rolar, hubo 2/3 toques muy tímidos con la mosca, pero ningún ataque furioso. Tengo mi teoría respecto a esto y por eso también me subí a esta cosa del bait. Algún día la compartiré. Necesito más experiencia para confirmarla.

---

PASE DE GOL

Volvamos al agua y pónganse en situación: eran los últimos lanzamientos de 3 días pescando, ya no quedaba tiempo para más, terminaba incluso el alargue, así que guardé la caña de mosca y me senté a ver a Lucho pescar hasta que me tiró un “a ver, hacete un censo para saber si están, tócales timbre en la casa con esos cosos que tenes ahora”. ¿Yo que hice? Tarde una milésima de segundo en poner la banana Raptor al snap y hacer el primer tiro mientras Lucho saca su mosca del agua. Una pasada nomás, cortita y el que me dice “esperá que otra vez me la tocaron”, así que tiré para el otro lado, porque me dijo que probara y dejé que hiciera unos tiros más con su mosca; yo esperé a su lado hasta que decretó el final de la historia y me dio vía libre a la locura.

Tercer tiro, pero segundo a la zona picante, lanzo, pensando en cada paso que iba a dar, o sea me puse una estrategia a seguir, esperé a que el señuelo se acomodara a donde yo intuía que debía pasar para tocar el timbre y comencé a recoger, hasta la tercera vuelta de manija que sentí que un ser maligno de las profundidades me frenaba de golpe el señuelo y parecía que me iba a tirar de la lancha.

Yo no sabía cómo clavarlo, cómo frenarlo, que hacer, nada. Estaba ahí conectado con un Doradazo de dos cifras y sin saber qué pasos seguían. Empecé a repartir tareas, a los gritos por supuesto, y salvo Lucho que vio todo en vivo a mi lado, los otros dos estaban en Narnia mirando estrellas acostados en la plataforma de adelante y no entendían nada de lo que pasaba y por qué yo les gritaba que tuvieran cuidado, que esto, que lo otro.

Me descolgué con el eléctrico y comencé a alejarme del peligro de la piedra mientras le pasaba el control del Minn Kota a Lucho para que pudiéramos pasar sin riesgo, pues yo tenía esa bestia agarrada y no podía con todo junto.

Anoticiados de lo que pasaba, el resto empezó a buscar pinzas, copo, luces, cámaras y todo el circo, mientras el Dorado pega el primer salto y el silencio se apodera de la noche, era un buen bicho en serio.

Yo ajusto el freno de la estrella, o como se llame, al mango y mi cabeza comienza a comprender como lucharlo, el pescado sacaba multi como loco, daba unos saltos a la distancia y en la oscuridad total, generando un “uuuuuuuuhhhhh” en cada uno de ellos. Era bestia y yo buscaba estar lo más corto posible, ayudándome con la caña a recuperar línea.

Lucho esquivaba piedras con el eléctrico, Pit tenía copo y pinza listos mientras iluminaba el agua con una linterna, Milton filmaba todo y yo que le metía reel y caña para poder tenerlo pronto y relojeaba las piedras alrededor para no darle a ninguna y colaborar con Lucho. Era dantesco todo, pero unos minutos después, entraba esa bestia dorada, luego de tres intentos fallidos, a mi querido copo Huilliche para poder desanzuelar y devolverla lo más rápido posible al agua.

Y aquí me quiero detener. Sin dudas la diferencia más grande que tenemos los que pescamos con mosca con el señuelo, es en el daño que puede generar el tener dos anzuelos, por más que sean simples, enganchados en el pez.

Más allá de la pericia para quitarlos, el pez sangra y parece una escena más de Tarantino que de pesca. A todos nos hizo ruido. No voy a ocultarlo. Ya me conocen. La sinceridad, ante todo. De hecho, no me gustó para nada, así que fotos rapidísimas y al agua, mientras nosotros limpiábamos la escena del crimen.

La sensación era tremenda. Temblaba, pues tenía mi primer Doradazo con señuelos, en una piedra, en el Alto Paraná Correntino, en mi lancha, con mis amigos, con el señuelo que me regaló Fabián y al final de unos días de pesca. Adrenalina total.

El motor a nafta que se ponía en marcha, yo tomaba el comando de la embarcación y emprendíamos la retirada, celebrando, riéndonos, sin poder creer la situación, pero con la sangre en la retina como algo que nos “jodió”. Mientras la luna asomaba, gigante, desde el agua y color rosada.

¿Teorías de la sangre? Miles. La consulta con 3 amigos que saben, las devoluciones de su experiencia y el aprendizaje. Pues mente inquieta no frena nunca y se que es algo a mejorar.

---

CONCLUSIÓN

Me cuesta mucho entender porque algunos mosqueros tienen tanto asco con señuelos y cucharitas. ¿A quién se comieron? Son esas cosas en las que entramos los seres humanos que no comprendo.

El baitcasting es una técnica más de pesca, te puede gustar o no, pero de ahí a destratar a quienes lo practican me parece un montón y quizás, se me ocurre, muchas de las criticas hacia los “muñequeros” tengan que ver más con la manipulación de los peces y el tipo y tamaño de anzuelos que utilizan, o por lo menos las mías. Porque al igual que con la mosca y las bestias que tengo la suerte de mover, no veo la necesidad de colgar un pescado con un bogagrip ni de usar elementos que lastimen por demás. Tener un buen copo, la ayuda de un trapito incluso o a mano pelada también, es suficiente. Pinza larga, alicate largo y fin. Créanme que manipular de manera correcta un Dorado de dos cifras en la lancha no es ciencia oculta, se puede, se debe. Incluso lo hago muchas veces solo, así que imagínense ustedes que son 200 por lancha. No les va a gustar lo que voy a decir, pero yo a esa excusa de los anzuelos, que el cliente, que la foto y coso, la denomino “PAJA MENTAL”.

Para cerrar, me gustó, mucho, me pareció dinámico y con varias cosas a aprender y mejorar. Tiene situaciones muy lindas, los piques son demenciales y además te cuidan un poco más el cuerpo respecto a la pesca con mosca. Si bien terminé demolido, con mosca no hubiera podido ni barrer esa cantidad de agua. Mueve pescado. Es así. No hay dudas. El movimiento, el tamaño y la distancia son letales.

Tampoco es el santo grial de nada. Está bueno. Es un complemento y se puede tener un equipito en la lancha para usar cuando la situación lo amerite, ya sea para testear lugares, pescar en momentos en que el viento limita el casteo con mosca o incluso cuando el cuerpo no te da para estar revoleando plumas muchas horas. No le encontré incompatibilidad con la mosca, siempre y cuando no te estén tirando encima y el que vaya con bait tire atrás y luego de la deriva de las moscas. Porque si te cae adelante cagaste, no es para nada sutil el ruido que hace y además te levante el pescado que esté en situación de ataque seguro.

Recuerden, yo no voy a “estar pescando”, yo soy pescador, pesco, voy a pescar. Turismo hago en otros momentos, pero no cuando voy a pescar. Después, tendré días mejores que otros, pero voy 100% enfocado en la pesca. Hay un circo importante respecto a la pesca con mosca y esta situación. Respeto, por supuesto, pero no comparto esa mirada y lo digo de frente. Muchas veces, también, se oculta la incapacidad y preparación del mosquero con la concebida “mejor que pescar es estar pescando”. No pescan porque no pueden meter un doble haul y mucho menos darle vida a su mosca.

De regreso al bait, si tengo que marcar un punto negativo sin dudas es la lastimadura y la sangre. Por eso esquivaré triples y usaré anzuelos simples. También aprenderé a quitarlos, inclinándome por cortar con alicate largo y prefiriendo perder anzuelo a lastimar demás un pez, no me cierra, soy sincero, aunque ustedes piensen que más bien soy un pelotudo. Elijo ese camino, perderé pescado o gastaré en anzuelos. “No problema chamigo”. Aunque después, me pongo a pensar en la cantidad de peces que lastimamos con mosca, como por ejemplo las truchas que se tragan las secas y brota la sangre como canilla y el escenario de sangría vivido se me hace una nimiedad, pero ahí parece que queda más “limpio” porque es más chiquito todo, la culpa se lava más rápido. ¿Otro ejemplo? Los anzuelos que usa el 90% de lo mosqueros que buscan omnívoros. Le sacan el ojo a los Pacú pero después se hacen el videito de la devolución y se aplauden como si nada.

En fin. Estoy volviendo a casa, aún en la ruta 14, haciendo un rato de copiloto, levanto la vista y veo que me llevó 400kms escribir estas palabras en mi celular. Voy pensando, en varias cosas, como en lo que debo aprender y mejorar, si corresponde publicar esto pronto o en unos meses y también en la próxima caña o el próximo reel que podré adquirir… de bait.

También voy con una pregunta en mi cabeza, algo que me surge a cada rato y que no logro dilucidar o tener respuesta que se aproxime: ¿Por qué a mí, porqué este Río tiene esa conexión tan especial conmigo y me pone frente a situaciones y desafíos tan increíbles? Juro que no lo sé. Solo sé que lo amo profundamente y que no paro de asombrarme de su belleza.

Por último quiero agradecer a todos los amigos que estos días me hicieron el aguante, a los físicos y a los virtuales. Los que andaban conmigo: Lucho, Milton, Pit; a Fabi que me regaló el señuelo y a tres personajes que de esto saben mucho y que me fueron dando una mano: Agustín, Natalio y Cristian.

Pesquen, no importa cómo, pero cuiden y devuelvan, eso sí es lo importante.

M.M.d.l.C.