INTRO (SPECCIÓN)
En los últimos días del mes de septiembre de 2023, las lluvias producidas aguas arriba de la cuenca del Río Iguazú, generaron que las diferentes represas y reservorios sobre el vecino país de Brasil, abrieran sus vertederos para amenguar los daños producidos por las inundaciones. En esos momentos pudimos ver la gran espectacularidad con la que el agua, sobrepasaba las pasarelas de las Cataratas del Iguazú, en Misiones, bloqueando el acceso al Parque Nacional por algunos días. Quienes pescamos la cuenca Paraná, sabíamos que se venía una creciente, es decir, iba a caer sobre el cauce hasta Yacyretá, debiendo la represa regular la cantidad de agua, abriendo sus vertederos. Lo que para nosotros no era una sorpresa, al parecer para las autoridades provinciales correntinas si, pues tomaron medidas tardías de evacuación y muchas personas se vieron afectadas. La lamentable historia de siempre y que ya vivimos con los incendios de la Provincia de Corrientes, al parecer siguen habiendo funcionarios que “no funcionan”.
La crecida comenzó lentamente el día 4 de octubre, pasando, en la Ciudad de Itatí, de 2.92m a 3.04m para los días posteriores ir creciendo hasta llegar a su pico máximo, un mes después, el 9 de noviembre con 8.07m, siendo el nivel de alerta para esa localidad los 6.80m y el de evacuación los 7.50m. Es decir que gran parte del frente costero de la ciudad, quedó bajo el agua, provocando daños cuantiosos a las familias que viven en la zona.
Además del cambio de régimen de lluvias, tan mencionado en los medios masivos de comunicación o ejemplificados como el efecto “niña” (mayor sequía) y el “niño” (mayor precipitación), la deforestación de los bosques nativos, principalmente de la mata atlántica, ha colaborado para que el agua que antes era contenida por el suelo selvático, hoy corra abiertamente por campos de soja y otras plantaciones, propias de sistemas extractivistas y poco amigables con el medio ambiente. Le guste a quien le guste. Nosotros somos tan responsables como los factores climáticos estacionarios.
Yo sé que les aburre leer sobre medio ambiente y deforestación, pues llegan aquí a leer o a ver imágenes de pesca, pero la verdad es que si como pescador no te calienta la deforestación y perdida de bosques rivereños, principalmente, yo te hago una pregunta sincera: ¿A dónde vas a ir a pescar omnívoros si se pierde la cobertura de árboles de las orillas que dan fundamento a que podamos encontrar estos peces que esperan que les caiga algún fruto, brote o insecto? Si poco te calienta esto, seguramente tampoco te movilice cuando algún emprendimiento turístico de la zona tala un Ingá, Lapacho o Ibirapitá para hacer un nuevo muelle o cabaña, pero si compartas su publicación y pongas “pobre familia emprendedora” cuando suben una imagen de ese lugar bajo el agua en una crecida. Otra pregunta incomoda: ¿Quién avanzó? ¿El agua sobre el emprendimiento o el emprendimiento sobre el agua? Hay leyes que prohíben estas cosas, pero siempre preferimos mirar para otro lado.
Vayamos a la pesca, no quiero incomodarlos, demasiado.
¿VOLVIERON LOS OMNIVOROS?
Dije que no quería incomodarlos, pero mentí. Pues una de las cosas que más me movilizan en las discusiones sobre el cuidado de nuestros ríos, es el papel que tienen “las ciencias”, y particularmente las “biológicas”. Pues es de público conocimiento para los que me siguen desde hace mucho, que he tenido una mirada muy crítica de los profesionales de este rubro que participan de las diferentes instituciones, espacios, colectivos, cátedras u organismos del Estado, nacional y provincial, que tienen como tarea el cuidado o el estudio de las pesquerías, el río y el ecosistema todo. Esa mirada me ha llevado a enfrentamientos públicos y privados, a discusiones sinceras, acaloradas y a escuchar barbaridades por parte de los profesionales científicos, pero entiendo, cada uno cuida su quintita, más en los tiempos que corren.
Estas charlas me han llevado a entender y aprender muchas cosas, principalmente que la divulgación científica en la materia está reservada únicamente a los profesionales y que el ciudadano de a pie tiene que hacer un postgrado en “papers” para comprender lo que en los diferentes estudios se expone. En tiempos de “ciencia ciudadana” entiendo que algunos no logren “aggiornarse” y no puedan comprender que la ciencia, los estudios o los resultados de años de investigación, solo cobran sentido cuando se pueden divulgar y servir, en el buen sentido de la palabra, a la sociedad toda. Si por caso un investigador no logra comunicar de manera clara, sus resultados, está fallando, pues solo hará ciencia para sí mismo o para un grupo muy pequeño. Mi opinión. No más que eso. Por que en mi experiencia y viniendo de las ciencias sociales, he aprendido más de Alcide d’Orbigny, naturalista francés, entre otras cosas, y sus relatos sobre su viaje a la América Meridional entre 1826 y 1833, es decir hace casi dos siglos, que de vanagloriados investigadores del CONICET de nuestro país que me son contemporáneos. No se enojen, repito, mi experiencia. Siempre del lado de las ciencias, SIEMPRE. Pero algo está fallando. Repito, nuevamente, para que no confundan una cosa con otra: siempre del lado de la Ciencia y de la Universidad Pública. Sin miramientos. Pues soy hijo de ella y mi familia le debe todo. No busquen agarrarse de una verdad de perogrullo. Busquemos la manera para que la ciencia llegue y no maten al mensajero. Sigamos con lo otro.
Ahora, respondiendo a la pregunta de si volvieron los omnívoros, en parte nunca se fueron, si, a mi creencia y experiencia empírica, se ha reducido su stock, pero también es verdad que en los últimos años hemos tenido pocas chances de verlos producto de la bajante histórica que afectó a toda la cuenca Paraná. ¿Y esto como se explica? Pues al no haber “costa”, fue prácticamente imposible verlos y pescarlos porque no tenían a donde acercarse, pues la mayoría de los arboles habían quedado lejos del agua y por lo tanto la superficie de alimento disponible se había achicado un montón. Bueno, pero esto, ¿hizo qué estuvieran amontonados en los pocos lugares donde sí había arboles, frutos y comida para ellos? Y, la verdad es que no, por esto, entre otras observaciones, es que sostengo que el stock se achicó. Antes podíamos ver 7 u 8 Pirá Pitás o Pacués, esperando que caiga algo debajo de un árbol y atacar nuestra mosca o cebo al instante, por competencia, casi no analizaban el artilugio pesqueril; ahora apenas si logramos divisar alguno y se toma mucho más tiempo en mirarlo y tomarlo con muchísima desconfianza, haciendo que debamos “afinar” nuestras imitaciones y estar más atento a las tomadas sutiles.
Ahora si, la pesca, vayamos a la pesca.
LOS PRIMEROS DE LA TEMPORADA 2023/2024
El Paraná se volvió un “mar” de agua. La crecida trajo recuerdos de un río anchísimo, enorme, con una cantidad de recovecos impresionante y que habían quedado lejos del agua por la bajante. Realmente impresiona lo majestuoso que es este río Sudamericano. Con el agua se inundaron costas e islas, arribando los omnívoros a las mismas y dejando a su paso una marca muy notoria de por donde “comieron” al bajar el agua, ya que la mayoría de los árboles y plantas tenían las marcas de los dientes en sus brotes, hojas o frutos. Esta situación la pudimos aprovechar muy bien durante el mes de noviembre, ya que una vez que las aguas se estabilizaron, los piques de las diferentes especies se afirmaron y pudimos tocar varios, de los buenos.
El agua algo turbia, todavía, nos permitió pescar un poco más “grueso” que de costumbre y jugar con cables y nylon, sin perder el foco en que hoy, los frutos blandos, te dan una ventaja muy alta respecto a los ya antiguos de plástico duro, pues los toman mejor y desconfían menos, sobre todo los de buen porte.
Así, en unas horas del primer día, pudimos subir 4 o 5 Pacú al copo y un número mayor de Pirá Pitá. Los piques perdidos, no clavados y cortes se achicaron a medida que íbamos acostumbrando la muñeca a la sutil clavada, cosa a la que le habíamos perdido el “timming”.
TRENES
Es sabido que pesco en mi lancha con amigos; entrañables amigos que conozco hace mucho y con los cuales comparto valores, principios y miradas sobre el universo. Y aun en las diferencias, nos valoramos y nos elegimos, porque ninguno es necio y sabemos poner cada discusión en su lugar. Yo tolero que ellos sean terribles mancos clavando y ellos que yo sea inmensamente insoportable. Por eso cada salida tiene su historia, su vivencia y su relato.
Esta “apertura”, no fue menos, si bien Lucho y Milton ya habían pescado omnívoros de los buenos, ahora al estar más firme la actividad de los grandes, quedaron sorprendidos de los “trenes” que tocábamos. Porque la verdad es que pescando con los equipos adecuados, estos peces son muy fuertes y corren, en muchos casos, más que un Dorado, llegando algunos Pitá a hacer pasar vergüenza a más de un Dorado de “dos cifras”, que en casos, apenas superan 1/4 del peso de estos.
Derivando una costa, como podíamos, batallando contra el famoso “innombrable”, Milton estaba caña en mano barriendo como loco con “la pelotita” y pinchó un Pitá de esos bien plateados que le pegó un paseo bárbaro. Línea completa afuera, backing, el reel que no paraba de chiflar y yo queriendo salir de los palos para no perderlo. Un espectáculo maravilloso enmarcado con el ya conocido sonido ambiente de “si lo perdes sos un manco”, “más vale que lo saques”, “hace trabajar bien esa caña” y musiquitas relajantes por el estilo. Una vez que pudimos cansarlo, al copo, anzuelo afuera y fotito rápida. Luego de un breve descanso, porque créanme que esos pescados te acalambran la mano, le dije que siguiera pescando, que iba a sacar uno más grande.
El viento se nos ponía cada vez peor, pero las ganas de pescar eran más grandes, así que elegimos hacerlo de a uno, para priorizar una pelotita y no clavarnos una mosca en el intento. Luego de probar algunos colores en vano y de no hacerme caso, le digo “ponete esta pelotita que funciona”, y antes de que pudiera decirme que no, le tiré un “o te pego un tiro en la rodilla”, como para que aflojara un poco nomás y se sintiera más confiado con la recomendación. O sea, sin opciones, por algo se los digo, pero son duros, es increíble, estos pibes van a hacer que a mí, me de algo en la lancha.
DOS TIROS DESPUÉS
Literal, dos tiros después, un monstruo se asoma desde las profundidades y caza la bolita con la velocidad de un rayo, comenzando una lucha épica que duraría 12 minutos de reloj. ¿Y cómo sé esto? Pues comencé a filmar casi al momento que le tomó y la primera foto la hice 12 minutos después. Ustedes capaz que piensen que es poco, pues los invito a que hagan el ejercicio con la ayuda de alguien que les tironee la línea 12 minutos y me cuentan. Te agota. Y más cuando sabes que la posibilidad de corte está a un suspiro, pues llevaba línea y backing como si nada.
Milton ajustaba reel y trabajaba la caña, Lucho buscaba copo y pinza, yo maniobraba el eléctrico y preparaba la cámara de fotos, todos teníamos una tarea, porque ya les conté varias veces que cuando se tiene la sospecha de estar clavando un buen pez, el guía, capitán o como quieran llamar a la persona a cargo de la embarcación, debe repartir tareas, pues el que está sin hacer nada, molesta, es primordial ordenar las cosas y trabajar cómodos para subirlo al copo, desanzuelar, fotito rápida y al agua.
Pasaban los minutos y las caras iban mutando de la alegría a la preocupación, no podíamos ver que estaba del otro lado, el agua chocolate nos impedía divisarlo a la distancia y no había forma de arrimarlo. Milton tuvo que meterle mucha garra, freno y caña hasta que pudimos ver una torta hermosa asomarse y mostrarnos su enorme aleta caudal, la cual afirmaba que estábamos frente a uno de los “buenos/buenos”.
Una vez dominado, Lucho lo mete a la red y larga un “pescadazo” que trae alivio a todos pero principalmente a Milton, quien enseguida se acomodó y le pude hacer unas fotitos que servirán de recuerdo de un gran Pacú Altoparanaense.
SUPER PACO
Al día siguiente, derivando por la misma zona, ya con menos viento y un clima más benévolo, Lucho clava un pique abrupto, tampoco pudimos ver bien de que se trataba pero se había ido a toda marcha cruzando el canal principal hacia un banco de arena. El eléctrico en 10 y la línea que se iba toda junto a unos 20 o 30 metros de backing. La pelea no terminaba más, otra vez los minutos que pasaban y las caras que cambian de la felicidad a la tensión. Cuando al fin pudimos verlo y meterlo en el copo, enseguida nos dimos cuenta que era un súper Pacú, quizás no por su tamaño, pero si por la lucha que había dado y la cantidad de marcas de “pelea” que tenía su cuerpo. Mordidas y lo que parecían golpes por todos lados, ese venía de la guerra. No es común verlos, pero suele pasar, que algunos peces durante el desove, se “peleen” y queden todos marcados. Además están continuamente escapando de otros que se los quieren comer. ¿Saben lo qué debe ser convivir con un Dorado de dos cifras de vecino?
Por supuesto las fotitos de rigor y enseguida al agua, a continuar su vida y quizás a repoblar de alevines de su especie por varios años más.
LECCIÓN DEL DÍA
Esta temporada pintó climáticamente extraña, pues se dieron tormentas fuertes muy seguidas, en algunos momentos hasta una o dos por semana. Uno se desacostumbró, por eso también las referencia como extrañas, pero la realidad es que durante finales de la primavera y el principio del verano es cuando mayor cantidad de precipitaciones suelen haber en la zona. Por esto es importante chequear los servicios y apps de meteorología para evaluar de manera correcta si podemos navegar o no.
Así y todo, uno de los días, luego de verificar, chequear, re chequear y meditar con varias apps, decidimos entrar temprano igual al río, porque la tormenta que se venía, en realidad giraba en todas las simulaciones hacia el sur y se alejaba a más de 60kms de nosotros. La cosa fue distinta, muy.
Ya navegando, luego de hacer unos primeros tiros en busca de Dorados, veo que la tormenta giraba en otro sentido y nos empezaba a rodear. La decisión más inteligente fue la de buscar refugio, ponerse la ropa adecuada, amarrar la embarcación, bajarse a tierra y esperar a que mejore.
La tormenta en un principio no parecía gran cosa, pero el frente se fue haciendo cada vez más grande, las gotitas pasaron a ser gotones y luego granizo, al igual que el viento que comenzó como una leve brisa hasta llegar a vientos realmente violentos que rompían ramas y volteaban arboles por todos lados. Los rayos ni les cuento. Lo más parecido que vi a la tormenta que amigó al Teniente Dan con su Dios.
Consejos de un tonto: Primero evalúen bien el clima, aprendan a leerlo y a utilizar las diferentes herramientas tecnológicas. Segundo tomen decisiones prudentes, no se expongan por un capricho o porque están pocos días y no quieren perder un segundo en el agua. Tercero tengan TODOS los elementos de seguridad en sus embarcaciones, TODOS. Que sobren cabos, nunca son demasiados. Cuarto pongan en conocimiento a sus compañeros, que ellos también puedan tomar las decisiones y nadie se sorprenda con la tormenta. Quinto tener la ropa adecuada, ya sean las modernas prendas de goretex o los viejos y queridos trajes de agua. Sexto conozcan los limites de su embarcación y hasta donde es seguro navegar en el caso de que tengan que hacerlo si o si. Séptimo, es el séptimo es el séptimo es el séptimo es de Caldera es gol… gooooooool. Perdón, cosas del futbol, un 7 a 0 que no se olvidará nunca jamás.
¿ESPERANZA?
Estos indicios y esas pequeñas marcas que podemos notar en los peces, nos van dando una pauta de que quizás el río se encuentre en una etapa de lenta recuperación. Pues nos topamos con peces saludables y en cantidad media, tampoco vamos a decir que había miles, pero se notaba la diferencia con otros momentos de los últimos 4 años.
Esos días, los tres, pudimos pinchar varios Pacú y Pitá buenos, enormes. Algunos realmente nos sacaron a pasear, pues hacía mucho que no teníamos días de tantos piques, perder otros tantos y “descartar” a los que estaban por debajo de los 2 kilos porque nos parecían “chicos”.
También y como nos viene pasando en todo el 2023, pinchamos varios Doradillos, algo que antes no sucedía y que seguramente tenga que ver con los desoves de octubre de 2022 luego de un repunte momentáneo del río. Yo no suelo subirme a esos discursos esperanzadores y a esos videos que publican con 3 mojarras saltando y las frases “vida para el río” o “el río vuelve a regalarnos una oportunidad” y cosas así. No porque no quiera que el río se recupere, sino porque se me van enseguida las esperanzas cuando esas mismas personas suben fotos con doradillos que son más inofensivos que un pichón de tero, colgados de un boga grip o con las bocas destrozadas por lo sobredimensionado de los triples y simples que usan en señuelos y moscas. Un sin sentido total.
Por otra parte, “vida” es otra cosa en el río. Vida son los kilómetros de cardúmenes de sábalos que ya no se ven, al igual que las nubes de mojarras en los bancos o los cientos de miles de Dorados desovando sobre el canal. Vida es otra cosa, no nos confundamos ni perdamos el enfoque de nuestras responsabilidades como pescadores.
Pero más allá de esto, por supuesto que tengo un profundo deseo de que esos peces puedan crecer y ser la esperanza para la pesca del futuro y que esta crecida del 2023 sea el reinicio de la vida que se había alejado de las costas, pero también el puntapié para que exista mayor compromiso por parte de quienes deben controlar y estudiar la pesca en nuestro litoral, sin dejar de mirar a guías, operadores y a la familia de los “pescadores deportivos”, que a veces cuesta tanto hacerlos entender que si no cuidamos HOY, la pesca de mañana está muy comprometida.
Si llegaste hasta acá, muchas gracias, podes dejarme tu comentario u opinión al final. Nos vemos la próxima, en el agua, que es donde debemos estar los pescadores y no detrás de un teclado.
M.M.d.l.C.
E impresionante Matias lo que escribis. Mucha información ideas y pensamientos.
Tenes que escribir en alguna revista o estar en un programa. Ay cada paspado hablando pavadas y vos reflecionando que lugar ocupamos como pescadores.
Gracias por compartir siempre tus pescas
Abrazo muchacho y esta invitado por mis pagos cuando gustes
Gracias Carlos por la invitación, no creo que pase una charla de edición con ninguna revista o medio Jajajja. Además no tengo ni por asomo el conocimiento ni lo que se necesita para estar en esos lugares. Solo pesco y lo cuento a como me sale. Saludos!
Que grande esos pescado hermanito
Me sentí pescando ahí y hasta levante la caña pa clavar. Me cuesta ponerme a leer pero qué gusto das hermanito
Te agradezco y espero alguna vez pesquemos junto ni aunque sea unas tarangas
Pablo gracias por leerme y comentar. Que bueno que incentive a que lo hagas. Es el mejor mensaje que me pueden mandar. Avísame donde hay tarucha que me mando de cabeza!
Tremendos los primeros párrafos Mati, fundamental para entender la “pesca”. Excelentes las fotos y no… no se olvida nunca maiiis!!!
Gracias Daniiiii! Pescamos porque pasan un montón de cosas en los ambientes. La mayoría no se da cuenta. Será cuestión de insistir… abrazo!
Contas una historia tan simple de comprender q me das mas fuerza para seguir transmitiendo este amor por el río
Gracias Ivan por tomarte el tiempo de leerme y comentar. La pesca para mí es TODO, no solo pinchar peces. Abrazo grande!
Pitás que hacen pasar vergüenza a Dorados. Cómo me hiciste reír. El Dorado tiene mucha publicidad y los Pitá astucia
Totalmente de acuerdo! Jajaja muy bien definido!!! Gracias por pasarte!