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FEBO ASOMA

En pandemia, las redes sociales explotaron. “Uuu que novedad lo que dice este muchacho, mirá Norma, venite, leé, te dije que este era vivo”… pensarán… No descubrí nada, pero hay que poner en contexto lo que voy a relatar a continuación.

Esta explosión de las redes sociales, en cuarentena y con todos encerrados en nuestras casas, nos dio la posibilidad, a los que estábamos familiarizados con la tecnología y las nuevas herramientas digitales, de seguir trabajando, estudiando y compartiendo cosas, pero ahora con un público más atento y con sed de entretenimiento. Por eso mi red social de pesca con mosca en Instagram, @matiasflyfishing, se volvió de repente en un espacio muy requerido. No “seguido”, que eso es otra cosa, sino requerido, consultado y con muchísimo nivel de interacción entre ustedes y yo, pero también entre ustedes mismos, ya que se compartían mis publicaciones e historias por todos lados y comentaban. Por supuesto no todo lo que hace uno, gusta y tampoco puedo pretender que todos me quieran. No vine al mundo a hacer amigos y soy extremadamente crudo y directo en decir lo que pienso. Quizás por esto también, quienes me siguen desde hace mucho, son fieles y están siempre al pie del cañón.

Nunca dejo de sorprenderme de lo que se ven mis historias y publicaciones en esa red, es impresionante. Pues rompe con las estadísticas de la mayoría y en gran parte, me dicen los que conocen de estas cosas, es porque mis seguidores son genuinos, es decir buscan mi contenido, lo ven interesante, consumen y comparten. No están de paso. No son seguidores “golondrinas” y mucho menos pagos. Por eso tampoco son muchos, sino que el numero más o menos se mantiene igual y estable. Siempre hay una ola o pico de seguidores por unos días y luego se ofenden y se van cuando le pego a su producto o marca fetiche, yo los llamo los “ofendiditos de la pesca”. Repito, no puedo quedar bien con todos.

¿A qué voy con todo esto o que tiene que ver con la pesca? TODO. Porque, durante esos meses de encierro total, muchos me empezaron a seguir o por ahí me seguían de antes y ahora me escribían, comentaban, mandaban mensajes privados, me pasaban sus teléfonos y con muchos arrancamos una relación de amistad que sobrevivió al COVID y llegó hasta el día de hoy. Por supuesto invitaciones a pescar tengo 12.000. A veces, acepté alguna, muy poquitas, unas 2 diría yo y las otras 11.998 las esquivé elegantemente y con mucho respeto. No lo hago de malo, lo hago porque mis tiempos son complejos, mi manera de organizarme otro tanto y en definitiva porque suelo ser bastante solitario, salvo el grupito de amigos de la APPM que tengo, que me acompaña a todos lados, cuando los dejan. Entonces cuento con poco espacio para explorar otras amistades y otras aguas. Voluntad me sobra, tiempo no. Pero ustedes síganme invitando, que yo una vez al año cumplo con alguno.

Esta historia es uno de estos casos: es la aceptación a una invitación de pesca realizada por un amigo virtual que se transformó en un amigo de carne y hueso. Veremos que pasó y como resultó esta “salidita”.


PROMESAS SON PROMESAS

Franco, el protagonista o el motor de esta salida, hacía muchísimo que me venía diciendo de ir a pescar a su zona, la de San Lorenzo, que muchos por ahí dependiendo de donde bajan su lancha llamarán de otra manera porque es una maraña de clubes, bajadas públicas y lugares por todos lados. Más específicamente es la zona norte del Gran Rosario, lo que algunos podemos llegar a conocer como el fin del Paraná medio y el comienzo del bajo Paraná, una zona de transición con gran actividad náutica y portuaria.

Él me debe haber mandado unos doscientos trece mil mensajes por semana, diciéndome barbaridades para que por lo menos de bronca quisiera llegarme a San Lorenzo a cagarlo a piñas, pero yo siempre tenía “mejores” planes que pelearme con uno más grandote que yo. Pero un día, hace muchos meses, le dije: “Franquito, vos no me queres creer a mí, pero antes de que termine el año vamos a ir a pescar juntos, avísame cuando se ponga piola que me hago una escapada”. Por supuesto no tuvo fe y sucedió lo que sucede con quienes la han perdido… cuando se cumple el rezo creen que es un milagro y no es más que lo que habían pedido. En fin.

Unos días antes me manda un mensaje con el pronóstico del clima para un viernes y me dice “va a estar ideal”. Recuerden esta frase por favor. Yo miré mi calendario invisible, me fijé como venía en esos días y le dije “el jueves laburo hasta tarde y tengo que entregar unos trabajos, pero creeme que el viernes a las 08.00hs estoy ahí”. Así fue. Madrugada del viernes a las 0.30hs yo recién volvía del laburo pero a las 04.30hs y luego de 3.00hs de sueño, estaba sentado en mi calabaza albina rumbo a Santa Fe. Porque promesas son promesas.


EL FANTASMA

07.56hs le mando un mensajito para avisarle que ya estaba en el lugar, pero él no me daba pelota porque estaba ordenando las cosas en la lancha y yo había pasado de largo por el lugar. 08.10hs nos encontramos y el hijo de su hermosa, santa y buenísima madre me dice “pensé que eras un fantasma, que no existías, que eras una creación de la inteligencia artificial”. Después el malo soy yo, pero este me gana.

Saludos de rigor, charlita mientras bajábamos la lancha y a navegar por aguas que yo jamás había visitado. Franco se conoce cada costita, cada muelle, cada islita, cada canal, bañado, barranca o referencia del lugar, y eso para mí es un plus en TODOS los guías serios, porque no es solo una salida de pesca sino que uno, como guía, debe ser el representante turístico de su provincia en su lancha, vos al turista de pesca le tenes que contar algo más de con que carnada va a tirar o peor lo que hacen muchos escudándose en que son “parcos”, no abriendo la boca para nada. Pero después los ves en los lodge o alojamientos con unas “frescas” encima y se hablan hasta por los codos con los otros guías y se ríen jocosamente de los clientes, ahhh pero en la lancha eran Bernardo el ayudante del zorro.


LA ZONA

La verdad, a medida que navegábamos me iba sorprendiendo cada vez más de la infinidad de terminales portuarias, el tamaño de los muelles y maquinas, el porte de los barcos, la cantidad de remolcadores, chatas y embarcaciones que trabajan en un día normal de actividad portuaria. Esto además, genera un montón de estructuras de pesca. Porque en cada pilote, punta de barranca, salida de agua o debajo de alguna chata, hay carnada y por lo tanto Dorados cazando.

La estrategia que eligió Franco fue la de subir un par de kilómetros, que yo conociera las barrancas del remanso Pellegrini y las diferentes estructuras que se generaban, también para que entendiera cuando el me decía de las cacerías que se armaban en algunos lugares y la vida que había no solo en el agua, porque la cantidad de aves y “animales” que nos cruzamos también habla de la naturaleza del lugar. Por caso montones de lagartos en las piedras y hasta Ciervos Axis caminando por los bordes de las barrancas.

También subimos un poco el riacho donde desemboca el Carcarañá, los bañados de en frente, los canales que se forman entre islas y varios lugares más, realmente no paraba de sorprenderme de la cantidad de estructuras y lugares, hay infinidad de posibilidades y en un paisaje muy bello, incluso el ultra urbano o industrializado del puerto.

El agua corría fuerte, bastante clara y alta, los Dorados se los veía desde lejos cazando mojarras y en algunos bajos persiguiendo sábalos y bogas. Esas situaciones que durante los años de bajante perdimos y que tanto nos ilusionan. En definitiva, tienen una zona muy buena, para mi desconocida y con buena pesca.


LA PESCA

“Hay más Dorados que agua”. Si bien es una frase amarillista, se cumplió. Había mucho y en algunos casos muy buenos. El secreto de la zona para poder pescar los chicos es hacerlo con moscas de tamaño reducido, estripear con la técnica del japones Nacamura y no parar de hacerlo hasta el borde de la lancha. Anzuelos 1/0 y hasta me animaría a decirles 1 y 2 de saltwater pata corta. ¿Quieren más data? Moscas tipo trailer con el anzuelo retrasado y algo chico. ¿Más? Vayan a pescar vagos, se piensan que esto es la revista Weekend.

La caña para esos tamaños podría ser una 5 tranquilamente ya que serán moscas pequeñas y con poco lastre. Pero si vamos a ir por sus peces más grandes, que incluso pueden llegar a los 9/10 kilos, las cañas 7 y 8 serán las indicadas con anzuelos en 2/0 y 3/0. Siempre con línea de flote o incluso, de mi preferencia, una intermedia ya que trabaja muchísimo mejor la mosca en el agua, incluso con poppers. Yo utilicé mi ya legendaria Pro Fish MCX 7 con una Scientific Anglers Intermediate Saltwater, leader acordo, cable SIEMPRE AFW y los snap de Nove para cambiar las mosquitas rápido.

Fuimos barriendo durante la mañana varios lugares y los piques no pararon de aparecer, con capturas muy buenas, con gurrumines muy aguerridos y con la sorpresa de Franco por la velocidad a la que los traía y la rapidísima devolución desde el agua, sin subirlos ni utilizando ningún artilugio que los lastime. No es de “agrandado” pero ¿Qué necesidad hay de tener pescaditos de 2/3 kgs colgando de bogas luego de estar saltando para la foto media hora y levantándolos cuando parecen una bolsa de papa todos agotados y con pocas chances de recuperarse sanamente? Mucho menos sacarlos del agua. Por lo menos a mi no me gusta. Y si los levanto por algo, siempre con copo o con la mano sin presionarlos y sin ponerlos de manera vertical. El que tenga miedo a una mordida que se dedique a otra cosa.

Las moscas con anzuelos retrasados, como les contaba, son la estrella en estas aguas con esos tamaños, reduciendo el famoso “camiseteo” y evitando la “manqueada”. Estos Doraditos se pelean entre ellos por la mosca y muchas veces erran el mordisco, pero además su boca es difícil de enganchar por su dureza. Quizás la maña más grande que vi es que la mosca tenía que caer muy pasada y casi sobre la orilla, es más si venía de la tierrita mejor. Era pique seguro si entraba a velocidad, aunque en algunas pasadas y correderas también se activaron al swing. Algunos portes realmente fueron muy buenos, culminando a la tarde con un Dorado realmente lindo y que valió la pena cada kilometro de ruta y las pocas horas de sueño.

Veníamos pasando contra una estructura portuaria y Franco me lo cantó, me tiró un “ahí vive un monstruo, a ver si es cierto que lo podes pescar”. Luego de un rosario de bendiciones de mi parte, me puse a barrer con la mosca secreta y en el segundo tiro y luego de dejarla profundizar, siento la mordida firme, la clavada con alma y vida que provoca el salto, la pelea contra el anzuelo y toda la corrida que pegó hasta que Franco con muchísima pericia lo pudo agarrar y subirlo para una fotito rápida y una devolución aún más rápida.

La pesca estaba cumplida, lo que siguió fue la navegada por unos canales, la posibilidad de pescar unos Pitá con secas y una tormenta de viento que nos sacó temprano del agua e invalidaba la pesca del día siguiente. ¿Se acuerdan que les dije al principio que se acordaran de algo, no? Ya le pagué un curso en el Servicio Meteorológico Nacional… ¡que hijo de mil!


LA HUIDA

La pesca fue muy buena, muchas capturas, muchísimos piques, algunos tamaños lindos de verdad. Además, la experiencia de conocer otros lugares, de aprender, de ver como lo pescan y poder charlar con alguien que tiene varias horas en el agua y conoce su zona y te agrega datos de color que para las mentes curiosas siempre son bienvenidos. Como si fuera poco, el sanguche de milanga que hace este cristiano para el mediodía es demencial, te manda a la B. Una cosa espeluznantemente monstruosa y que si tenes en tu ADN algo de sangre de Transilvania, te mata, es veneno para vampiros la mayonesa de ajo que le pone. Creo que quiero volver pero solo para atarnos en una rama a comer esos “cosos” con una cocucha bien helada.

Franco un fenómeno de persona, que no me dejó ocuparme absolutamente de nada y que tampoco me dejó, bajo amenaza de muerte, que pusiera nada. Y se que lo hizo de corazón, no de busca como pueda llegar a creer algún lector, pues los valores que maneja él son los que manejan mis amigos y con los que me he criado, quizás por eso no nos entiendan algunos que andan garroneando pesca por todos lados.

Fuera del agua, las cosas acomodadas y guardadas, la despedida y una promesa cumplida, una sola, la de ir a pescar apenas dos días antes que se termine el año, porque la promesa que le hice ahí mismo de parar a dormir y no volverme de un tirón a casa, no la cumplí, pues se está enterando justo ahora con ustedes que volví derecho a casa y a las 23.50hs ya estaba en mi cama, escribiendo estas palabras en las notas de mi celular mientras procesaba lo sucedido. No te enojes amigo, vos me dijiste que me ibas a enseñar a pescar con bait y te hiciste el que habías roto la caña ahí para no enseñarme. Una y una.

Dorados Sanlorencinos, Cabrales de la Patria, agradezco a la pesca los amigos, agradezco al río los peces, ustedes no pierdan la fe y sigan invitándome a pescar, nunca se sabe cuando les caiga, pues uno vive como puede, pero también como elige.

M.M.d.l.C.

8 thoughts on “FEBO ASOMA”

  1. Tremenda descripción de lo maravilloso que es nuestro bajo Parana y sus mágicos lugares.
    Tenemos un recurso enorme, solo falta el compromiso de cuidarlo…

  2. Gracias al río que nos juntó! Gracias a vos por poner en tan sencillas y nobles palabras lo que vivimos aquel día!
    Gracias por compartir el tiempo!
    Saludos 🦁

  3. El servicio que presta Franco, está a la altura del mejor lodge del alto Parana, pone cuidado a cada detalle. Pero lo mejor, es que es un muy buen tipo.

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