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EL CUIDADO DE NUESTROS RÍOS Y SU ICTIOFAUNA

¿Qué (no) estamos haciendo?

INTRO (SPECCIÓN)

Perdón si sueno autorreferencial, de a momentos, en este caprichoso artículo, los que conocen a Matías (en tercera, como el Diego), saben que no tiene un ápice de egoísmo y mucho menos busca que lo reconozcan por algo o que lo aplaudan. Nada más lejos de eso. Pues en realidad todo lo contrario, la exposición personal me complica, no me gusta y la evito.

En este transitar de mi vida pescando, algo que me moviliza, y mucho, es el cuidado de nuestros ríos, sus ambientes, su vida. Desde una simple vegetación en su costa hasta el más diminuto de sus peces o insectos. Es público que he participado y participo de varias “movidas”, pero, principalmente, dentro de la APPM (Asociación Platense de Pescadores con Mosca) y en APDL (Asociación de Pescadores Deportivos del Litoral). Ambas Asociaciones son muy distintas, pues en la primera se enseña a pescar con mosca desde hace más de 30 años en la zona de La Plata y también se educa en las buenas prácticas ambientales; en la otra, fundada en 2019, se lucha por el cuidado de nuestros ríos del Litoral, reclamando a los funcionarios y privados el cumplimiento de las leyes. Además, participo en silencio de otros espacios como Aves Argentinas, AFONA y algunas más en las que colaboro de diferentes maneras; sumado a mis interminables charlas con biólogos amigos, enemigos y especialistas en la temática, pues inquieto, siempre.

Mucho se habla del cuidado de la naturaleza y poco se hace, sobre todo en tiempos de redes sociales e influencers de cartón, que mueren por generar contenido “green” pero no son más que una fachada y un discurso vacío.

Nuestro país es un caso muy particular. Atrasado en materia de la enseñanza del cuidado del ambiente durante muchísimos años, donde el discurso que primó fue el de “matar todo lo que nade, corra o vuele”, así como talar todo lo que no se moviera. También hay una disociación muy grande entre aquellos que nacen y se desarrollan en las grandes urbes versus los que somos nacidos y criados en el interior o el campo/monte/selva/montaña/mar. En las ciudades la mirada extractivista es la que sobresale, aunque con el tiempo se le ha dado mayor visibilidad a la conservación y en el interior hay una ignorancia muy grande y poca referencia a la hora de saber porque son importantes los bienes naturales.

El cuidado del ambiente es un tema “tabú” en muchas mesas de las familias argentinas. Si sos “pro ambiente” pasas a ser un hippie mugroso rescatista de animales y ni que hablar ZURDO. Porque en el imaginario colectivo si sos activista ambiental tenes que tener la remera del Che, leer el manifiesto comunista, usar rastas y esquivar con alta frecuencia el jabón. ¡Ah y vegano!, tenes que ser vegano. Y no quiero entrar en detalles surrealistas del pensamiento retrogrado argentino pero agreguémosle también que si preferís dedicarle tu tiempo libre a cuidar el planeta tenes que ser GAY para el tío bigote de la familia, porque los “MACHOS” no hacen esas mariconadas. Por otra parte, si sos “pro extractivismo” sos de derecha, oligarca, enviado del Imperio, empresario, socio de la Sociedad Rural, hijo de un militar retirado, admirador del bigotito y residente en Nordelta o Puerto Madero. No se rían, piensen en las discusiones ahí nomas en su mesa, en su casa, con su familia y amigos.

Claramente el cuidado del ambiente se ha politizado desde el vamos. En realidad, todo lo que sea salir y pelear por lo que unos creen justo, se politiza enseguida. Se anula al otro, se lo convierte en el enemigo, no podemos disentir ni escuchar. De ahí es que salen estas cosas de “los zurdos estos que quieren que vivamos entre animales” o “los fachos estos que quieren terminar con el planeta”.

¿Hay un centro? Y, algunos creemos que sí. Manejo ecosistémico le llaman en la biología y se trata de lograr un equilibrio entre el desarrollo humano, la satisfacción de necesidades con bienes naturales y su uso, además del reaseguro o protección de la flora y fauna.

¿Hay intereses? POR TODOS LADOS. No se crean que es un rubro libre del cinismo del ser humano y el ego profundo.

Este año 2024 le dediqué bastante tiempo a mi participación en diferentes espacios, al cuidado del ambiente. La mayor parte en silencio, estudiando casos y asesorando a diferentes personas, otras de manera más pública. Siempre me topo con los mismos escenarios en los grupos humanos e idénticos diagnósticos. Tenemos muy buenas leyes que no se cumplen por desinteligencia o desidia. También con esto de los muchos que hablan y los pocos que hacen.

La temática pesca no escapa a nada de esto, al contrario, es donde más miserias se ven. Donde muchos viven del río pero pocos realmente hacen algo para cuidarlo. Sumado a esto el Estado. El Estado bobo, parasitario, repleto de funcionarios que no funcionan, de tipos que no tienen NINGUNA capacidad para ocupar los cargos de los cuales depende el cuidado y por sobre todo sin VOCACIÓN alguna. Inspectores de fauna que son cómplices de los que dañan los ríos, su vida, sus costas. Negociados por todos lados y excusas de a millones para justificar su inacción e inutilidad. También podemos hablar de la falta de herramientas, ropa, logística, combustible, viáticos, pésimos salarios, etc.

Mientras tanto una sociedad dormida, una “familia de la pesca deportiva” que no para de mirar su propio ombligo y que no logra despegar nunca ni hacer oír su voz en una discusión donde todos gritan sus verdades y nadie presta atención a lo que dice el otro.

Siempre me hago la misma pregunta: ¿Qué tiene que suceder para que nos despertemos y empecemos a tomar conciencia real de que nuestro mundo es finito? Nunca tengo respuesta. O mejor dicho va mutando.


CATARSIS / DIAGNÓSTICO

¿Qué pasa en el Litoral respecto a la pesca?

Observando la problemática y los actores, lo primero que identifico es que claramente las leyes no se cumplen. No hay voluntad de parte del Estado y por consiguiente pasan los funcionarios y no mejora nada. Los vaivenes políticos e ideológicos atentan contra la aplicación de las buenas leyes y nadie se hace cargo de nada porque ocupan puestos para los cuales no están preparados y vinculados más al amiguismo político y pertenencia a tal o cual espacio que a la formación específica y entendimiento sobre el tema. No hay una mirada al mediano ni largo plazo y la del corto es miope.

No descubrí nada. No inventé la pólvora. Pero además de la parte gubernamental, veo una desidia social muy alta. Al común de la gente no le calienta y a los que se ven regulados por las leyes, tampoco tienen claridad en sus objetivos y acciones. Se nota una mejor organización en la parte comercial porque es INFERNAL el dinero que mueve y además se valen como recurso de una situación socioeconómica apremiante de la masa de los pescadores comerciales que necesitan de la actividad y no tienen posibilidad de reconversión, siendo rehenes del sistema.

Los “pescadores deportivos” tiramos tiros al aire, sueltos, sin objetivos reales. Todos dispersos, sin un hilo conductor, porque claramente nos dividen los intereses más que las ideas, parafraseando al Marques de Tocqueville. No logramos visibilizar el movimiento económico que generamos, porque no está concentrado en 4 o 5 manos sino que es mucho más amplio y distributivo, generando miles de puestos de trabajo, desde el playero de la estación de servicio, el almacén del pueblo o el alojamiento al que vamos.

Quienes operan pesca en lodge, con guías “profesionales” y clientes ABC1 o “gringos” y/o “brasileros”, por supuesto que tienen un grado de conciencia sobre el cuidado más alto que el público general, pero marcado por la satisfacción del olor al billete verde, no seamos inocentes. Se preocupan por el sector de río que pescan, impulsan acciones, pero quedan en la nada; justamente porque no veo un espacio que los nuclee a todos. Las diferencias con otras operaciones por temas comerciales, los espanta y no logran visibilizar que la problemática del medio ambiente es más importante que “robarse” a tal o cual cliente. Cada uno cuida su quintita y mientras menos los molesten mejor, sobre todo los pescadores de a pie, pero también el Estado, puesto que son empleadores informales y tampoco es que tributan todo lo que recaudan. Trabajo en negro y evasión impositiva, para hablar en criollo.

Por otra parte, los guías particulares, quienes en general son vaqueanos de las zonas, tienen un perfil no tan golondrina como el de las “operaciones” y también esto les produce un sentido de pertenencia más grande. Muchas veces para bien y otras para mal. Tampoco necesitan al Estado encima. ¿Cuántas veces un guía les entregó factura?

Ambos, operadores y guías, se sirven del recurso de manera comercial, con sus diferencias, pero lo hacen. ¿En qué se comprometen con el cuidado?

Después estamos los pescadores “civiles”, los que tenemos la posibilidad de andar por el río sin finalidad comercial alguna. En general tenemos un grado o sentido de conservación alto, pero siempre hay un idiota suelto. Somos los que denunciamos y “perdemos” el tiempo llevando adelante algunas acciones que tampoco surten efecto porque estamos desperdigados y separados por los egos y todo lo que el ser humano trae consigo. Porque ya saben, un vaso de agua y un prejuicio, no se le niega a nadie.

Hay en el medio otra “especie”, los divulgadores de pesca, influencers, famosos o llámenlos como quieran. También pistoleros a cebita del cuidado, que andan tirando tiros pero no se dan cuenta que solo hacen ruido y humo, pero no le dan a nada. Ahora, el espectáculo, es hermoso, porque tienen “llegada”. La misma dura lo que dura su programa o canal de youtube o lo que les caliente mantener viva la idea, después se diluye en el tiempo, siendo tan efímero como cualquiera de los mortales. Lo que sucede es que generan una especie de memoria emotiva y después les alcanza con decir “yo ya hice un montón de cosas”. Me hacen acordar a mí abuelo cuando me decía “sabes pibe los asados que te faltan a vos”. Detrás de ellos muchos “comerciantes” del rubro que tampoco veo con mucho interés en participar, pues no quieren “perder clientes”. Jamás los entenderé, sinceramente me parecen unos pechos fríos importantes.

Ahora, convengamos que todos, son juzgados por “nuestra” vara de la moral pesquera. Yo me incluyo, ¿dónde vieron un gordo vivo? O a ver si yo me voy a correr y a ponerme en el pedestal de los intocables. Por favor, como si no me conocieran. En la larga fila de boludos de la pesca yo me pongo antes que el primero, no por ego, más bien por ser más boludo que el resto. Pero boludo consciente. Volviendo a la vara moral y prejuzgar, muchos hemos caído en el error de criticar algo de otros como si nosotros fuéramos carmelitas descalzas. Yo sinceramente no hice muchas de las cagadas que suelo ver, pero porque no tuve la oportunidad nomás y me llegó antes la data buena, de que pudiera hacerlas. Pero veo una horda de resentidos digitales que en vez de poner un comentario en positivo y explicar que no deben hacer tal o cual cosa, enseguida le saltan a la yugular como si ellos jamás colgaron un Dorado de un bogagrip. Esto aleja a todos de todos. No suma. Divide.

No pretendo que a partir de estas palabras sueltas ahora todos seamos amigos, lejos de eso, simplemente comento lo que veo y siento, otros verán otras cosas.

Volviendo al universo de tribus pesqueras, también hay divisiones entre los pescadores a lancha y los de costa, creyendo muchos que porque están en una embarcación tienen más derechos que los otros y estos últimos que pueden hacer cualquier cosa porque sí.

Hay que entender, primero, que no todos tienen el mismo sentimiento que uno sobre la pesca y que mientras estén a reglamento no están cometiendo ningún delito más allá de que nos guste o no que maten un pescado o lo manipulen de tal o cual forma. Policías de la moral abstenerse.

Hay pescadores ocasionales, recreacionales, que van a pescar para comer, que van a pescar porque les divierte y devuelven, talibanes de la devolución, etc. También hay concursos, peñas, barras, clubes, federaciones, que nuclean a todos estos pescadores.

Mejor no toquemos el tema “modalidades” porque sería interminable el tema de las “internas”. Sobre todo entre los que se creen “evolucionados” y los “orkos”.

¿Subimos a los profesionales de las ciencias biológicas al ring? Por supuesto que sí. Me he peleado en público y en privado con muchos de ellos. La mayoría depende del Estado, laboralmente, y muchas veces se los presiona para que sus informes digan cosas para un lado o para el otro. ¿Pero cómo es posible si es una ciencia y por consiguiente sigue reglas o pautas de investigación? Según de donde vengan, tienen un manual u otro debajo del brazo. Hay más internas que en la política Argentina.

Lo he contado muchas veces y lo repito: muchos de ellos hacen ciencia para científicos. Les basta con chotearse en la cara los “pappers” en ingles que tienen subidos a las plataformas científicas o sus galardonadas becas de la escuela de biología de la galaxia exterior, en idioma “científico” sin que el común de la gente pueda entenderlos y mucho menos informarse sobre los objetos de estudios de dichos científicos de organismos estatales, pagos con los impuestos de la mayoría de los que tributamos impuestos nacionales o provinciales y que encima cuando les retrucas de buena leche te tratan de ignorante o tendencioso, hasta me han acusado de ir en contra de la educación pública, como si me conocieran y supieran que justamente mi familia le debe TODO a la educación pública y que soy hijo de un grandísimo científico médico que su desafío personal fue siempre el de difundir y divulgar la ciencia para que le sirva a la sociedad y no a un grupito de ególatras.

¿Qué sentido tienen los estudios científicos si solo serán leídos por premios Nobel? Por suerte la ciencia ciudadana, que ha tomado una relevancia impresionante en los últimos años, y científicos, premios Nobel de verdad, que han entendido que sin difusión la ciencia carece de sentido, han revertido estas posturas elitistas.

He escuchado barbaridades tan delirantes como que no se ha visto afectado el stock de peces del Paraná con la bajante extrema. Disparatado. No necesito título de nada. Alcanza con circular en el río y tener años de experiencia en el agua más que en un escritorio para verlo. Recuerdo una discusión con un profesional en el cual me terminó diciendo que en definitiva a él no le importaba el cuidado del río y sus peces, o sea su objeto de estudio y origen de que el Estado le pague su sueldo, porque no era su tarea y además se iba a jubilar igual ahí. ¿Entienden? A veces hay que ver quien paga para saber a quién y porque lo defienden. Pegarle al chancho para que aparezca el dueño, dirían en mi pueblo. Imagínense que hay biólogos que aprueban estudios de factibilidad a la hora de decidir si colocar una represa, o sea, algo sobre lo que el mundo va marcha atrás, pero acá, en nuestro Macondo, sumergidos en la ciénaga, vale todo.

Estoy convencido que el cambio, pasa por la educación, por más que algunos planteen que con educación se lleva tiempo, no sirve y hasta incluso leí hace poco uno que planteaba el exterminio de quienes no pensaban como él respecto a la pesca y el cuidado. ¿Entienden el nivel de hipoxia cerebral que posee una persona que opina así en pleno 2024 no?

La educación cambia. Tenemos la obligación aquellos que tuvimos la oportunidad de aprender, más que otros, a sumar, a enseñar, a difundir para que llegue a más personas y puedan comprender porque hay que cuidar los recursos ictícolas.

Me fui lejos, perdón, pero creo que ahora entendemos todos de la problemática que abordamos y sabemos que los recursos de la pesca comercial son infinitos frente a nuestra dispersión. No van a parar un segundo para torcer la ley a su suerte y beneficio, mientras que nosotros seguimos quejándonos en redes sociales sin objetivos claros.

Un simple caso, relativamente actual, del 2022, la resolución 282 del Ministerio de Economía de la Nación, a través de la Secretaría de agricultura, ganadería y pesca, estableció un cupo hasta el 31/12/2022 de 6.378 de sábalo, siendo idéntico el cupo al 2021 y esgrimiendo el estado complejo de los ríos para la bajante histórica, fijando el cupo de especies como tarariras, bogas, patíes, bagres, mandubíes, armados, surubíes, manguruyúes y dorados en CERO. Es decir, desalienta su exportación para estas especies. ¿Qué hicieron? En las guías de SENASA figuran 5.212,9 toneladas de sábalo, es decir por debajo del cupo pero hay 7,6 toneladas de tararira. No se informan otras “especies acompañantes”.

Hasta acá podríamos decir que estuvieron “a raya”, pero lamento comentarles que esto es lo “legal”, puesto que, en una oportunidad de una reunión del CPP en Santa Fe, el representante de unos de los frigoríficos reconoció de manera informal que solo el 5/7% de las operaciones se blanquean. Una atrocidad que pasa a la vista de todos y que mueve alrededor de 50 millones de dólares si nos guiamos por esa “confesión de parte”.

Ahora, ¿qué pasó en 2023, se mantuvieron a raya y solo repitieron el desliz? Es así, sentate primero. En 2023 no publicaron resolución de Ministerio, o sea no hay información pública al respecto. No sabemos incluso si la hubo. Bueno, pero sigamos el criterio anterior y pensemos, ¿sí en 2022 se copió 2021 y la situación del río no cambió, sino que se siguió viéndose afectado, segurísimo que habrán exportado lo mismo? Se me ríen las nalgas. Te cuento, no solo exportaron más sábalos, sino que aumentaron de manera astronómica las especies acompañantes informadas: 12,8 toneladas de boga (prohibida), 88,6 toneladas de patíes (prohibida), 181 toneladas de tararira (prohibida) y 8.557,1 toneladas de sábalos (siendo años anteriores de 6.378 ton). Solamente es especies prohibidas exportaron legalmente 282,4 toneladas de pescado. Si, muchos millones de pesos.

¿Indignante verdad? Bueno, pero, ¿qué hacía la “familia de la pesca deportiva” mientras tanto? Seguramente entretenida con algún lanzamiento comercialmente importante o midiéndose el largo de la caña en algún torneíto de pesca.

Todo esto ha sido informado y comentado en la Justicia (causa que APDL lleva adelante y con fallo a favor junto a otra ONG en Santa Fe) y también en las reuniones del CPP, además de las redes sociales y en cuanta charla participamos. Más allá de la indignación momentánea, nadie nos llamó para decirnos “che yo les doy una mano, ¿cómo hacemos para visibilizar esto?” NADIE. Ni vos, ni tu influencer de moda, ni funcionarios. NADIE.

El pescador promedio solo ve alterada su quietud cuando ven un gordo de bigotes colgar un Dorado de un bogagrip o un “paraguayo” pescando de manera ilegal en aguas argentinas. Tienen el criterio de indignación muy especial. Repito, mientas sigamos todos desperdigados, serán tiros sueltos sin dar en el blanco.

Si seguimos analizando lo que sucede a nivel “Estado” es realmente preocupante. Recién este 2024, obligados por diferentes fallos judiciales, las provincias del Litoral se han sentado en una mesa que promete coordinar las acciones del cuidado de los ríos. ¿Saben que resultado tendrá? Se los anticipo: LA NADA MISMA. Solo va a cambiar la historia si se logra el compromiso real de la sociedad, pues los funcionarios siempre están en sus peleítas de espacio político, elecciones y coso. Ahora cuando los expones públicamente y le contas a la sociedad todo lo que están incumpliendo y el lío lo tienen en la casa porque hijos, nietos, parejas, etc ven en las redes sociales el nombre de su familiar, ahí aparecen pidiendo disculpas y se ponen a laburar o renuncian, ha pasado.

A esto le podemos sumar la pésima y poco clara utilización de fondos públicos específicos. Tanto Santa Fe como Corrientes tiene lo que en criollo podemos titular “FONDO FAUNA”. Es decir, una ley establece que se cree un fondo específico, con cuentas y usos específicos. NO SE PUEDE UTILIZAR ESE DINERO PARA OTRA COSA QUE NO SEA EL CUIDADO DEL AMBIENTE. ¿De verdad necesitan que les diga yo que sucede con esto?


CONCLUSIÓN

Tuve un gran Jefe hace muchos años, uno de los tipos más inteligentes que conocí y una de las grandes mentes en su ciencia y rubro. Me enseño montones de cosas. En algunas le pifió, pues es un ser humano, y en otras me dejó herramientas intelectuales que son utilizadas en mi vida a diario para un montón de cosas. Una de las cosas en las que pifió es en hacerme ADICTO al trabajo. A niveles estratosféricos. Me dio disciplina de laburo. 24/7 pensando y por sobre todo disponible para brindar mis conocimientos en causas justas, resolviendo conflictos. ¿Por qué le pifió? Porque mi mente no puede parar ahora, está siempre pensando que se puede un poquito más cada vez.

También me dejó una enseñanza. Una vez le entregué un artículo mío sobre una problemática social que saldría en una revista y me dijo que no tenía que ser tan pesimista en el diagnóstico y tratar de dar algunos “TIPS” o, además de mencionar todo lo malo que pasaba, ensayar una salida. Recuerdo que me enojé un poco con él, pues yo no me consideraba en condiciones de decirle a nadie que hacer, no me parecía ni me pareció nunca ponerme en ese lugar de “hay que hacer esto”. Hoy, muchos años después, tomando ese consejo o más bien crítica, dejo algunos puntos que me parecen que son básicos para dar vuelta la página y cambiar de verdad la historia de nuestros ríos.


PLAN DE ACCIÓN

¿Qué podemos hacer nosotros? DE TODO.

1. Lo principal es tener espíritu asociativo y de colaboración. Nadie se salva solo. Más grupo y menos yo como diría Alejandro Sabella. Esto es en poblado y en banda, como en el código penal. Tenemos que sumarnos a iniciativas en marcha o armar nuevas, pero siempre sumando, jamás restando.

      2. Una vez que logramos “juntarnos”, sigue establecer un mapa de situación y del Estado. Saber con quienes tratamos, quienes son los funcionarios y que responsabilidades tienen; tanto del Ejecutivo como del Legislativo y el Judicial también. Identificar a los actores privados con los que vamos a discutir nuestra posición.

      3. Recopilar información sobre la pesca ilegal, sobre la actividad comercial, sobre las problemáticas particulares de las diferentes zonas. Hacerles llegar notas a TODOS estos actores del conflicto con nuestra preocupación, que sepan que estamos y que vamos a avanzar con nuestras ideas, proponiendo, buscando salir del status quo.

      4. Pedir acceso a la información pública sobre controles, multas, cuentas específicas, fondos fauna, fallos judiciales, etc.

      5. Insistir en la fiscalización y control. Exigir que se establezcan cuerpos de guarda fauna con cierta autonomía y además incluir a los faunas “ad honoren”. Conocer los números a los cuales denunciar.

      6. Conocer al detalle la legislación, involucrarnos y colaborar con biólogos y especialistas que estén desarrollando estudios de campo para conocer sobre las diferentes problemáticas y no hablar con el corazón pescador, sino con el conocimiento real.

      7. Los que se comió Gimnasia contra Estudiantes.

      8. Denunciar, hay que denunciar, no decir “es que ya hice mil denuncias y no pasa nada”. Hay que insistir hasta que pase. Hay que preocuparse de verdad, patear un mostrador si hace falta pero que nos den una explicación a las denuncias.

      10. Exponer en redes sociales, compartir en nuestros muros, grupos o lo que sea, las acciones de las ONG’s en las que participemos o las que no también. Visibilizar la problemática, que más gente sepa.

      11. Educar a nuestros amigos más cercanos y familia, contarles lo que hacemos, porque nos gusta tanto estar en el río, porque creemos que es importante cuidarlo, hablarles de la correcta manipulación en la pesca, porque no hay que talar árboles sobre la costa, etc. Sumar a los pibes, veo pocos pibes y pibas en el agua, la pesca recreativa es una actividad que lentamente va desapareciendo y en parte la culpa es nuestra.

      12. Hablar con los “comerciales”, con el “isleño”, con el tipo que todos los días necesita asegurar un plato de comida en su mesa. Ellos son víctimas del sistema. No entenderlo y pensar que son unos “tape”, como muchas veces me han dicho, es realmente no comprender nada de cómo se maneja el mundo y las problemáticas socioeconómicas. Contarles que es lo que puede suceder con los bienes naturales si no los administramos correctamente, que va a pasar con ellos también y darles esperanza de que se pueden reconvertir.

      13. Fomentar la “producción de naturaleza” como recurso económico y no el extractivismo, sin caer en discursos vacíos y comprendiendo que solo podremos limitar o mitigar el daño.

      14. Tomar acciones sencillas en nuestra casa con la basura y su correcta separación. De nada sirve aportar a una ONG si en casa tiramos las botellas de plástico con los residuos orgánicos o el multi lo dejamos en el río.

      15. APRENDER, es fundamental seguir aprendiendo, no creernos que nos las sabemos a todas y escuchar al resto.


      Ahora, si nada de esto nos conmueve y no queremos participar de ninguna acción, por el motivo que fuera, no ESTORBAR. Hacerse a un lado. Que tu EGO no mate lo que más amas.

        Parece super sencillo, pero varias de esas acciones llevan tiempo y compromiso, por eso es que sugiero que se hagan o realicen en el marco de una asociación o espacio en el cual participen varios. Siempre será mejor sentirse acompañado por otros que andan en la misma que nosotros. También algunas suenan muy utópicas o “hippies” y otras medio, bastante, bolcheviques, pero es el mundo el que pone los motes y las ideologías, yo solo quiero un ambiente sano como dicta el Art. 41 de nuestra Constitución Nacional: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.”

        Tampoco caer en ambientalismos absurdos y mucho menos animalismos de monoambiente. Algunos confunden un refugio para perros con andar rescatando especies silvestres. Otros confunden especies autóctonas con introducidas, invasoras, exóticas. Allá, en la naturaleza, querido joven de Palermo Soho o Chetoslovaquia, suceden cosas maravillosas, como ser que los animales se comen a otros animales y coso.

        Las especies exóticas introducidas e invasoras son otra cuestión que algún día trataremos en relación a la pesca. También a la CAZA, entendida como una actividad legal y que colabora en el manejo ecosistémico, sobre todo de estas especies mencionadas. No se horroricen, yo sé que no ven sangre más que en una peli de Tarantino, pero repito, en la naturaleza sucede distinto y el hombre es hombre porque se proveía su alimento. Cuidado del medio ambiente, manejo ecosistémico y control de especies van de la mano, no le teman a la palabra caza o sacrificio, tampoco en la pesca.

        En fin, una sartadas de palabras sueltas para finalizar este 2024 en el cual el cuidado del ambiente se ha vuelto una actividad muy compleja, ideologizada y con actores de papel maché en redes sociales que a la primer llovizna se desaparecen, como “la hojarasca” de Macondo al irse la compañía bananera (vieron, se leer). Solo tengo un deseo: OJALÁ ALGÚN DÍA SE INDIGNEN TANTO, COMO PARA SALIR DE LA COMODIDAD Y DEFENDER LO QUE AMAN. Besis.

        M.M.d.l.C.

        1 thoughts on “EL CUIDADO DE NUESTROS RÍOS Y SU ICTIOFAUNA”

        1. Excelente como siempre Mati!
          Es realmente un lujo leerte (Y mas con esas citas a Sartori o Tocqueville).
          Créeme que este laburo enorme que haces para comunicar y defender el medio ambiente da sus frutos! Yo soy uno a los que le llegaste e intento hacer lo mejor que puedo para cambiar la cosa (Aunque alguien alguna vez me haya dicho “Pibe, esto es una locomotora a gran velocidad que en algún momento descarrila, ni te gastes”).

          Éxitos y vamos por mas!

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