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HUNT

Hace unos días, luego de un año de insistencia de un gran amigo, retomé la caza mayor, actividad que hacía más de 10 años no practicaba. A continuación les comparto unas imágenes del Monte Correntino y una reflexión.


La caza, bien entendida, no es matar por matar. No es hacer sufrir. Quitemos de la ecuación a las especies autóctonas en peligro real. Nunca me verán ahí. Al contrario. Hablemos de la cacería LEGAL de especies introducidas, exóticas, invasoras y que dañan flora y fauna local. No es excusa de cazadores. Es ciencia. Biología. Después cada uno tendrá su opinión. En mi caso respeto a todos. Pero no me van a correr con animalismos absurdos de personas que no entienden lo que sucede en la naturaleza, en la real, no en la de un monoambiente en la urbe, donde ladra un Caniche, encerrado, con el Animal Planet de fondo. Allá afuera, los animales, se comen a los animales. La vida y la muerte se ven a cada paso. La belleza, de cada una de ellas también.


Caminar el monte, escuchar sus sonidos, observar sus diminutos movimientos, oler, mirar las estrellas, presenciar como los primeros rayos de sol dan inicio al despertar de las aves o como su ocultamiento son el preludio a un silencioso ruido, sentir el viento. Esperar. Descubrir. Encontrar a la presa y acecharla en silencio, tratando de que no nos escuche, nos vea u olfatee. Darle muerte de manera rápida. Ser respetuoso. Seguir las normas del hombre y las del corazón, agradecer a la pachamama.


Al igual que la pesca, la caza es un comportamiento atávico. Está ahí, en nuestros genes. Es la provisión de alimento. No es machismo ni querer demostrar que sos nada. No es una competencia de testosterona. Se confunden muchas cosas cuando meten ideologías, cuando quieren imponer sus cosmovisiones o religiones. El ser humano es un animal, racional, pero animal al fin. En la naturaleza las cosas son diferentes. Uno valora de verdad muchas cosas. Respeta la vida. Comprende la muerte.

 

El hombre cuanto más se aleja de la naturaleza, más pierde el sentido común, lo simple, se vuelve más ocioso, inútil y se aparta de la perspectiva de lo real. Después te hablan de “evolución”, te quieren correr por ese lado mientras tapan humedales con cemento, contaminan ríos con desechos o fumigan muerte sobre nuestros alimentos.


A mí déjenme en el campo, en los pastizales, en el monte, en el bosque, en la montaña, en el río. Yo tengo muy en claro mi lugar en el mundo. Yo sé cómo caminar mi camino. Jamás será matar por matar. Siempre elegiré la vida y el respeto por los animales. Nadie me hará dudar de ello. Jamás. No justifico mi existencia, solo vivo.

M.M.d.l.C.

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